Fénix 1, 46-86

g a d ~ , sólo el Padre Talamantes está inquieto por saber su fin; yo sé de posi- tivo que este solo es el mal contento: y gracias a mí (como V. sabe que le eché el guante)" (31). Los demás testigos trataron todos de disculparse. De creerles, ningu- no leyó "los papeles" que el Padre les había dado; cuando mucho unas cuán- tas líneas por puro compromiso, y el marqués de Guardiola, sin duda por de- fenderse y defenderle dijo que se había formado el concepto de que dicho Padre era un cándido, y que acaso su candor podría perjudicarle y perjudi- car a otros". Fray Melchor se defendió con suma habilidad. No comprometió ni de- lató a nadie en sus declaraciones. Escribió el primer día de su prisión una carta al Fiscal Sagarzurrieta y a don Manuel Gonzalez Tovar de Navarra, a fin de que ambos influyeran para que se le pusiese libre. Esas cartas nun- ca llegaron a su destino, pues los padres de San Fernando las entregaron enseguida a los jueces. Una vez iniciado el proceso, cuando le si presumía el motivo de su prisión contestó socarronamente: "que infiere que es haberla pedido el pueblo amotinado en la mañana del 16" y que aplau- día su prudencia al acceder a los deseos del pueblo. .En otra oportunidad dice con gran entereza: "que como Ministro de jesu-Cristo, está dispuesto a ceder a toda clase de violencias y ultrages que se quieran executar en su persona. pero no sucederá jamás que él ceda el menor de sus derechos en una causa de tanta gravedad como la presente, er, que es responsable ante Dios de su propio honor, no sólo así mismo, sino a su familia, a su religión, a su Estado Sacerdotal y al Rey Nuestro Señor, por la confianza que le ha mere- cido". Y al darse cuenta de que todos sus papeles han sido recogidos y sus fa- mosos planes caído ante ojos para los que no estaban destinados, trata de dar- les matiz de absoluta inocencia y rápidamente improvisa una "obra" que, asegura, debía ser la verdadera, pero que no tuvo tiempo de redactar, pues to- 'do lo anterior había sido escrito sólo por la costumbre adquirida desde muy niño de escribir cuanto le impresionaba en la lectura o le pasaba por la men- te. Y esa "obra" titulada "Lo que conviene a las Américas: estar siempre ba- jo la Dominación Española" es la respuesta negativa a lo que había asenta- do en "Representación de las Colonias" y cada queja contra España queda convertida en una apología, como si fuese el más ferviente "gachupín". Coartada con la cual pretende desorientar a los jueces, pero no hace sino aña- dir una causa más a la acusación. Al preguntarle por qué usaba el nombre de Toribio Marcelino Farda- nay responde que es un entretenimiento ingenioso, pues con sus propias inicia- les, más de acuerdo con el orden natural, porque como hijo de sus padres (31).-E1 Exmo, Sr. D. José de Iturrigaray vindicado en forma legal.. . p. 39-40 del apéndice. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.1, enero-junio 1944

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