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vida, ese círculo de hierro que durante tres siglos había ahogado la iniciati- va y la personalidad de los nacidos en América. Su plan se frustró y otros lo- graron esa liberación por la cual él conspiraba. Los precursores están des- tinados a echar la semilla, para que otros recojan el fruto. La muerte -qui- zá buscada deliberadamente por sus verdugos- cegó su vida próvida en los precisos momentos en que su palabra y su pluma podían rendir máximo pro- vecho. Mas a pesar del tiempo trascurrido, resuenan todavía sus frases lu- minosas: "Debemos manejarnos desde ahora de manera que la Europa to- da tema nuestra resolución. Tiemble ese continente, abrigo de los errores, perfidias y calamidades, de esos monstruos sanguinarios, devastadores del género humano, al saber que se le va a obstruir el canal por donde se le co- municaban abundantemente nuestras riqtiezas . . . " "Y porque los cuatro Virreynatos de América son entre sí independien- tes, y por la considerable distancia en que se hallan y dilíciles comunicación, sería imposible hacer en un punto determinado la convocación de los indivi- duos que deben componer el Congreso General; siendo entre ellos, e1 Reyno de la Nueva España el más antiguo e importante de estos dominios, debe- rá tomar el primero sus resoluciones y participarlas a los otros Virreyna- tos, para que se conformen a ellas, y lleven todos un mismo espíritu de unión". Como se ve, ya desde 1808 Talamantes había pensado en la reunion de un Congreso General de las colonias americanas. Talamantes fué por sus ideas y su actuación un precursor y un mártir. Uno de los primeros mártires de la independencia de Hispanoamérica. Re- dimido ya del olvido en que se le sumió durante un siglo, hoy interesa su Ei- gura al Perú, en donde nació y recibió su formación intelectual, a México en donde se manifestó su personalidad y en donde sufrió su martirio, a los Es- tados Unidos, cuya historia de límites en Texas no puede estudiarse sin re- currir a la colección de documentos por él formada y a la América toda, a la cual pertenece como uno de los primeros adalides de su libertad. BIBLIOGRAFIA DE TALAMANTES SERMONES Oración fúnebre en las exequias de los soldados espaííoles muertos en la guerra, pro- nunciado el 18 de noviembre de 1803 en la Santa Iglesia Metropolitana. (En González Obre- gón, pag. VIII). (Es una pieza inédita qiie G. 0. consultó en la biblioteca de don José María de Agre- da y Sánchez, y cuyo paradero actualmente se ignora. Panegírico/de la gloriosa Virgen y doctora/Santa Teresa de Jesús/que/en el día 15 de Octubre de 1802/dixo/en la iglesia del Convento grande de los/RR. PP. Carmelitas Des- calzos de esta/lorte de México/el R. P. Fr. MELCHOR TALAMANTES/Y BAEZA, Doc- tor Teólogo y Opositor a las Cátedras de/Filosol.ía, Teología y Sagrada Escritura en la Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.1, enero-junio 1944

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