Fénix 1, 46-86
te lo inserto, prira formarse idea del disgustado censor y poco instruido religioso, que lla- maba nombres a los pronombres! (35 GOME Z HARO, Eduardo. Fray Melchor Talamantes. (Poesia recitada por su autar el 9 de mayo de 1909, en la ciudad de Veracruz, con motivo del centenario de la muerte de T.). (Debemos su conocimiento a la gentileza del Sr. Carlos Gómez Haro, hijo del autor. Creemos que es inédita, porque no se publicó en periódico o revista de la capital. No he- mos podido averiguar si lo fué en \7eracruz). ¿Por quf, decid, tiranos de la idea, engrillar pretendeis, de encono ciegos, la noble aspiración que se levanta con ansia de ser libre como el viento? ¿Por qué de la conciencia en lo profundo quereis echar el ominoso velo que cierra el paso al resplandor del día que es gloria y bendición, paz y derecho? isoñais, ilusos, oponer murallas al insensible avance de los tiempos, alzar diques de arcilla deleznable a la eterna expansión del pensamiento, y con lazos, que un soplo desvanece, del alma libre detener el vuelo? i Inútil pretensión! De Independencia llegó la hora solemne para México y ninguno esquivar podrá su empuje que sigue arrollador, fatal, tremendo. De libertad la redentora idea se agita y crece con fulgor intenso: Ya es en el gran Verdad fecunda chispa, germen de Fray Melchor en el cerebro, y más tarde será en el noble cura gigante decisión, heroico esfuerzo: será en Bravo magnánima grandeza, será estrella en el alma de Morelos, indomable valor en Galeana, firme constüncia y fé será en Guerrero y al fin será victoria indeficiente, sol sin ocaso en nuestro patrio cielo. Aquí fué: dentro el húmedo recinto los muros carcomidos par el tiempo, mudos testigos de1 terrible drama, con avidez guardaron el secreto. ¿Acaso fué la tenaz dolencia el interior y devorante fuego? ¿Acaso del verdugo despiadado la copa rebosante de veneno? Persiste uún con sus luctumas brumas la esfinge impenetrable del misterio, mas el héroe está aquí: viril ,valiente, altiva la cerviz, tranquilo el pecho: delatando su bárbaro martirio la faz huesosa de viviente espectro: en nuestra tierra, triste, escarnecida, poniendo todo el entrañable afecto que guardaba su espíritu potente para el nativo y apartado suelo. ¡cuántas veces miró la ausente patria, a la luz misteriosa del ensueño, contemplando este mar inmensurable, profundo como él, como él inquieto! ¡cuántas veces, al ver en lontananza de una lejana vela el blanco lienzo. pensó en sus lares y nubló sus ojos la ternura bendita de un recuerdo! Firme, cual la conciencia del honrado; como apóstol del bien, dulce y sereno; imponente, cual místico profeta; cual la verdad, inquebrantable y recto, lanza a la faz odiosa del tirano, ascua encendida, su atrevido verbo. Y renueva sus duros anatemas desde el triste confin del cautiverio; que hasta en la soledad de su mazmorra es reto, acusación, odio y flagelo. Atacó sin embozo: frente a frente, luchó como los bravos: cuerpo a cuerpo; mas los golpes del negro despotismo fueron inesperados y encubiertos. Todo lo soportó con entereza; sufrió todo con ánimo resuelta: amenazas, injurias, maldiciones. .. despreció la calumnia y el dicterio, pues hizo triple escudo invulnerable con su fé, su jiisticia y su talento. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.1, enero-junio 1944
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