Fénix 1, 46-86
nosotros la noticia de dos sermones más: un "Panegírico a la gloriosa Virgen y Doctora Santa Teresa de Jesús", predicado el 15 de octubre de 1802 y una "Oración fúnebre" en las exequias de los soldados españoles muertos en la guerra, pronunciada el 18 de noviembre de 1803. Al mismo tiempo que continuaba en sus lecturas y ahondaba sus cono- cimientos, empezó a frecuentar las casas de personas altamente colocadas, como la de los marqueses de Guardiola y Uluapa, la de la Intendenta de San Luis Potosí, la del marqués de San Juan de Rayas y de otros criollos impor- tantes, para lo que no sería extraño que le hubiese servido la amistad que lo unía con don Manuel de la Bodega y Mollinedo ( 4 ) , otro peruano que ocupa- ba en México elevada posición social y política. Asistía también a reunio- nes literarias, pues el coronel José González que frecuentó su trato decía: "que hallaba gusto en acompañarle a casa de unas señoras donde sólo se ha- blaba de poesías" pero que vió "que se rozaba con los primeros sujetos de México y que visitaba las primeras casas" y que al ver el aprecio público de que gozaba, su talento y siiperior instrucción, no le pesaba tener tal compa- ñero. Conociendo sus magníficas condiciones intelectuales, don Jacobo de Vi- llaurrutia -natural de Santo Domingo---Oidor de la Sala del Crimen y di- rector del "Diario de México" le nombró censor de dicho diario, habiéndose informado previamente de que "su trato era con las personas más visibles en dignidad y literatura", declarando después que siempre le había mani- festado la estimación que se merecía por su buen porte y en quien siempre había visto suma delicadeza en puntos de religión, política y gobierno. Con el tiempo llegó a tener influencia hasta en los círculos palaciegos, pues sabemos que fui' ascendido a oficial el subteniente José López, median- te una recomendación suya para el capellán del Virrey Iturrigaray, don Juan Saint. Y sus favores los extendía probablemente a miichas personas. por- que en la Bibiloteca de la Universidad de Texas encontramos dos cartas diri- gidac a él -desde San Antonio de Béxar--- por Dn. Antonio Gil Ybarbo fe- chadas en 1807 y 1808, en una de las cuales le llama: "muy señor mío y fa- borecedor. . . " y luego le da noticias acerca de un tal Francisco Xavier Tala- mantes, por quien el padre se interesaba, pues le dice: " . . . son todos de color negros por lo que concidero no tener sangre de Ud. sino sólo el apellido co- rno lo toman varios de gente noble o por otro motibo que los nobles tronpie- ian mal". (4).-E1 Dr. Manuel Antonio de la Bodega y Mollinedo nació en Lima y pertenecia a fa- iiiilia distinguida. Era hijo de don Tomás de la Bodega y Cuadra. cónsul del tribunal del Consulado por los años 1762. Se graduó en ambos Derechos y dice Mendiburu qúe pasó a España en donde se incorporó a la academia de San José en la Universidad de Alcalá. Fué oidor en Guatemala y de allí pasó a la Nueva Espana. Por haberse casado sin el permiso real, con la dama poblana Soledad Maldonado, estaba separado de su emplea desde hacía rnuclio tiempo, "más por influjos del Oidor Agiiirre se le había repuesto en el empleo, en el aue hizo más tarde un distinguido papel", dice Castillo Negrete. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.1, enero-junio 1944
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