Fénix 1, 46-86

HOMENAJES Coma dijimos anteriormente, Fray Melchor Talamantes quedó olvidado durante un si- glo. Declarada la independencia de México en 1810, los insurgentes murieron casi todos trá- gicamente a manos de los españoles. El martirio de Talamantes quedó opacado por ios fu- silamientos de Hidalgo, Morelos, Allende y demás próceres. Consumada la independencia, el Padre Mier y Carlos María Bustamante, contemporáneos suyos, hicieron en sus libros bre- ves menciones acerca de su muerte y de la crueldad con que fué tratado. El Lic. Juan Fran- cisco Azcárate, que fué preso junto con él y con quien Talamantes tenia conciliábulos po- Iiticos, pronunció un discurso el 16 de septiembre de 1826 titulado: "Elogio patriótico que pronunció el Ciudadano.. . en la plaza mayor de México, a presencia del Exsmo. Sr. Presi- dente de la república federal mexicana; por nombramiento de la Junta cívica, reunida en esta capital con el preciso objeto de celebrar con la debida solemnidad el segundo aniversario del grito de la independencia que dieron los primeros héroes de la nación el día diez y seis de septiembre del año de mil ochocientas diez" (México, Imp. del Aguila. 1826, 19 pp.). Refiriéndose a la prisión del virrey Iturriyaray, en 1808, dice que tanto él como el Lic. Ver- dad y don Francisco l'agle fueron presos "por haber promovido como regidores el sistema de la soberanía popular". Que Tagle y Verdad murieron y que él se enfermó, permanecien- do arrestado en una casa tres años once dias, pero en cambio, no hace la menor mención, ni la menor alusión al P. Talamantes. No sabemos si algo en el proceso le disgustó con el padre o si hubo algún otro motivo, pero Azcárate pensó sin duda que el olvido era lo mejor que podía recaer sobre las ixtitudes del mercedario limeño. El canónigo Beristain, que tam- bién fué preso junto con Talamantes, lo menciona honoríficamente como hombre de letras, pero dice que ignora el motivo de su prisión. ¡Cosa extraña, pues él mejor que nadie debia saberla! Ya en este siglo el P. Agustán Rivera y don Manuel Puga y Acal se ocuparon con inte- rés del protomártir, llamando la atención hacia el olvido en que había estado sumido. Al aeroximarse el centenario de la independencia, el distinguido historiador don Luis González Obregón y don Genaro Garcia, exhumaron el procesa que yacía dormido en el Ar- chivo Nacional. El primero escribió una magnífica biografía que sacó a luz muchos de los actos de la vida del prócer y reprodujo los dos opúsculos que Talamantes escribió; y el se- gundo dedicó al proceso del P. Talamantes el tomo VI1 de la estupenda colección de docu- mentos sobre la Independencia que publicó por cuenta del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología. El 9 de mayo de 1909 se inauguró en la casa que había ocupado el P. Talamantes a su salida del convento, una placa conmemorativa que todavía puede verse en la Avenida Uru- guay. Ceremonia a la cual asistió el Gobernador del D. F., una comisión del Ayuntamien- to y la Comisión Nacional del Centenario de la Independencia. En Veracruz tuvo lugar una imponente ceremonia en el castillo de San Juan de Ulúa, en donde se colocó una placa (que en nuestra reciente visita al castillo, en septiembre último, nadie ha podido dar razón de ella) y los programas hablan de la inauguración de una columna, que parece haber desapa- recido. Par la noche hubo una función en el Teatro Dehesa, en la cual se pronunciaron dis- cursos y el poeta Eduardo Gómez Haro recitó la bella composición poética que hemos pues- to en la bibliografía. El señor José Casarín cmpuso también un "Himno a Talamantes" con música del maestro José Austri, que tampoco hemos podido identificar y que fué entonada por los niños de los colegios de aquel puerto. Al inaugurarse la "Columna de la Independencia" que se halla en el Paseo de la Refor- ma. el nombre de Talamantes quedó grabado en ella, como podemos verlo actualmente, d lado de 10s de Francisco Primo de Verdad y Ramos y del Marqués de San Juan de Rayas. México D. F., noviembre de 1943. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.1, enero-junio 1944

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