Fénix 10, 261-286

FENIX EL FIN DE TODO Si las repúblicas hispano-americanas están destinadas a desarrollarse por sí mismas, ciego es quien no ve que, cuando se hayan borrado las huellas profundas que ha dejado la guerra del Pacífico y la actividad de las comuni- caciones salve en toda dirección las cordilleras de los Andes y los desiertos y ríos que a sus pies se dilatan, se crearán cuatro grandes confederaciones, reunidas a su vez en otra coiiiinental. Los alemanes soñaban y hsn realizado en nuestro siglo la Gran patria Alemana; los italianos soñaban y han realizado también la unificación de la Italia. De la misma manera llegará el día en que los pueblos de raza latina en América sueñen y realicen la confederación Latino-americana. Las cuatro confederaciones que eri ella han de constituir el elemento hispano continental serán: Méjico y Centro-América; Venezuela, Colombia y el Ecuador; el Perú, Bolivia y Chile; la República Argentina, el Uruguay y el Paraguay. Todo trabajo en sentido contrario a este gran objeto, que está en la conciencia de todo americano español, realizado ya o por realizarse, aunque sea de generaciones enteras, piréceme trabajo de pasiones brutales, efímero, de telas de araña, sin otro verdadero resultado que fomentar los daños que al pro- greso de la civilización causa la mas trascendental de 12s calamidades de nues- tra época: los grandes armamentos militares. (En El Perú Ilustrado: No 28; Lima, 19-XI-1887.) (EN LA PAMPA DE AMANCAES) Cuando en brioso y arrogante caballo entrais de lleno en la inclinada pampa de Amancae?, cuyo suelo apelmazado golpea co;i sonoro ruido e! férreo casco del corcel, y doblais de improviso la rienda volviendo de frente a la ciu- dad, Lima se transfiguró! Los polvorosos callejones por donde acabais de atra- vesar se olvidan, la herradura de granito que circunda la pampa queda a vues- tra espalda, el horizonte de cerros que iba estrechándose a vuestra vista desapa- rece. Lima se presenta a vuestros ojos desde la altura de la pampa en medio de extenso valle con interpelados pequeños montes de verdura, con el mar en el último plan del cuadro y los cielos por horizonte. El valle de Lima parece casi por todas partes siempre triste, siempre seco, siempre empolvado, siempre penoso para la vegetación; pero alií, domi- nando por completo gran parte de la vasta planicie que tiene por límites los Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.10, 1954

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