Fénix 10, 261-286

PAGINAS OLVIDADAS 277 avanzados de los Andes y los bordes del océano, los terrenos incultos, los can+ nos t,errosos, las grises y mal construídas tapias se ocultan, con la inclinación del valle, bajo el follaje; y el grupo de torres de la ciudad y de algunas otras coris- trucciones se destaca sobre una capa de vegetación, cuyos matices contrastan a su vez con las azuladas y lejanas aguas del mar. Cuando un sol radiante ilumina por la mañana este inmenso cuadro, yo no se qué brisas primaverales hay siempre en esa hora y en ese sitio, que en- sanchan los pulmones con la p1,enitud de la vida. La garganta y el corazón parecen complacerse en aspirar esas brisas, y nuestro pensamiento bendice a Dios, que nos hizo nacer en este pedazo de tierra tan querido, y a Pizarro, qur tuvo la feliz inspiración de fundar en ese valle la ciudad en que vivimos. Lima tiene allí el soberbio aspecto ae una ciudad regia y poderosa en medio de cam- pos abundantemente cultivados. iOh, cuán inmenso debió ser el secreto orgullo con que nuestros anti- guos Virreyes medían el poder y La gloria de sus apartados soberanos, al con- templar, desde allí, bajo sus piés, como un emporio de opulencia, como un baluarte formidable, como uns inmensa palanca para recuperar algún día el predominio de la raza española en los destinos de la civilización, a Lima, !a ciudad de Pizarro! (En El Perú Iiustrado: N' 3ó; Lima, 14-1-1858.; NUESTRO PRESENTE NUMERO <Necesitaremos jus~ifcarla iniciativa que torriamos, haciendo por pri- mera vez, desde que el Perú es independiente, una manifestación destinada a conmemorar, en su aniversario, la fundación de esta encantadora ciudad que se llama Lima? No por cierto. Lejos de eso, estamos seguros de traducir en expresión viva un sentimiento general nc solo de profundo cariño por nues- tra querida ciudad sino de admiración por los que presintieron, al fundarla en pedazo de tierra tan favorecido por su situación casi a orillas del Sud- Pacífico y por su clima, el i~or- eni ir que la esperaba como Reina secular de las ciudades de la América meridional. Niiestras casi fabulosas recientes des- venturas han ahondado, por decirlo así, el amor de sus hijos a este suelo privilegiado y hay para todos ellos un gran consuelo en recordar la grandeza de su pasado. Conmemorando este glorioso aniversario el 6, y no el 18 de enero, co- mo debería ser en realidad, no hacemos sino seguir una costumbre establecida por nuestros antecesores, en la época del coloniaje. Mucho hay que hacer para dar a conocer y conservar los preciosos te- soros de antigua grandeza que, bajo el punto de vista histórico, del arte, de las ciencias, del desarrollo social y del genio de sus hijos posee nuestra ciudad, Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.10, 1954

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