Fénix 10, 3-22

4 FENIX entre su caída como prisionero de los patriotas y su ingreso en el ejército li- bertador. Las necesidades propias del servicio motivan el traslado de aquel cuer- po a Trujíllo primero y a Lambayeque después, lugar este último donde se le encuentra pasando revista de comisario con el grado de Alférez y siempre bajo las órdenes del mencionado jefe en calidad de agregado a la Plana Mayor del mencionado cuerpo (4). Esto prueba que Castilla no fué reconocido en su grado realista. En 1822, es ascendido, en mérito a sus servicios, al grado de Teniente y trabajaba tesoneramente en la estructuración y adiestramiento del cuerpo de caballería "Coraceros de la Guardia" de tan destacada actuación, años más tarde, en la acción de Junín a cuya circunstancia debió el cambio de denomi- nación de Regimiento de Caballería de Línea, que hasta entonces ostentaba, por el de Regimiento "Húsares de Junín". La contracción y sentido de responsabilidad demostrados por Castiilu en las armas patriotas determinaron que en 1823 alcanzara, sucesivamente, los grados de Mayor y Teniente Coronel de Caballería, Como personaje de des- tacada figuración en los cuadros militares de la patria, toma parte activa en el apresamiento del General Ramón Pierrera del partido nacionalista de Riva Agüero, acusado de traidor a la causa patriota. En 1824, año de intensa actividad bélica por la Independencia, Castilin se encontraba en Santa bajo las órdenes del entonces Coronel Antonio Gutié- rrez de La Fuente, contraído al adiestramiento de efectivos peruanos. Fué, aquí, protagonista de un incidente con el Libertador. Disciplinadas esas fuer- zas recibió órdenes para marchar a Otuzco y presentarse ante Bolívar. Dis- puso éste que aquellos efectivos fueran entregados a Trinidad Morán, Castilla incomodado por esta orden expresó al Libertador: "Yo no he venido a entre- gar mi escuadrón, sino a ponerlo a las órdenes de Vuestra Excelencia" (5). Bolívar disgustado por esta respuesta un tanto acre e irrespetuosa, que signi- ficaba para él un acto de insubordinación, determinó su detención. La pena que se le aplicó fué rigurosa; pues, fué encerrado en un calabozo y se le puso un par de grillos, para evitar posiblemente su evasión. Castilla herido por es- te acto en su condición de oficial peruano protestó y aún se refiere que pidió ser fusilado antes de sufrir semejante vejamen. A poco el Libertador ordenó su libertad y lo sometió por medio del Capitán Alcalá a las órdenes del General José de La Mar, jefe de las fuerzas peruanas del Ejército Unido Libertador. La suscitación del incidente referido ha originado el enjuiciamiento erró- neo de algunos biógrafos de Castilla, de ayer y de hoy, para sentar las bases dc una presunta rivalidad entre éste y el Libertador, cosa que no pudo ser, según anota acertadamente el autor de su escueta biografía publicada en la Revista Peruana (t. 1, p. 104) puesto que existía diferencia en el valor jerárquico de ambos personajes. ...- cluipa, Trnn. del Seminario, 1873. Pub. facs. por Jorpe Basadre y M;..niiel Mujicli Gallo. (4) Mss. Bib. Nac. D865. ( 5 ) Tauro. Alberto. Dislates en la biografía de Don Ramón Castilla. En: La Nacion de 2 8 d e Julio de 1954. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.10, 1954

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