Fénix 10, 3-22

La circunstancia de haber sido destinado al cargo de Ayudante del Es- tado Mayor General del Ejército Unido Libertador en campaña, impidió a Castilla tomar parte activa en la acción de Junín como lo hubiera hecho con legítimo derecho er. las filas del Regimiento que él con tanto empeño habia formado. Mas, sí, tuvo la suerte de hallarse en Ayacucho donde fué herido de lanza y bala; circunstancia que lo invalidó para marchar a! Alto Perú junto a las fuerzas comandadas por Sucre. Mejorado de sus heridas se dirigió a la ciudad de Arequipa donde llegó, según refiere el Deán Valdivia, el 25 de mayo de 1825, día en que arribó a la ciudad el Libertador Bolívar, en tránsito al Alto Períi. Refiere el biógrafo citado, que Castilla se presentó ante aquél y que éste 10 recibió afablemente haciendo público su reconocimiento por el valor demostrado en la acción de Ayacucho y añade que Castilla pidió un servicio en favor de su hermano capitulado kcandro, el que le fué concedido. Bolívar en mérito a los servicios aludidos le extendió el despacho de Coronel graduado, ascenso para el cual habia sido propuesto por La Mar. Concluídas las operaciones belicistas de la Emancipación, Castilla que- daba prácticamente sin destino militar definido, por esto el Libertador lo so- metió a la autoridad del entonces Prefecto de Arequipa, General Antonio Gu- tiérrez de La Fuente, quién como paisano y conocedor del prestigio ganado por Castilla a través de su breve carrera militar lo destinó a la Subprefectura de Tarapacá, por nombramiento extendido el 24 de junio de 1825. Entramos aquí al estudio de un aspecto un tanto nuevo en la vida de Castilla: el que se relaciona con su carrera de funcionario. Es en este nuevo cargo donde ha de ejercitarse en el manejo de la cosa pública y ha de va- lorar la potencialidad de la riqueza minera de su suelo natal. Aquí también, ha de ser objeto de la maledicencis: y el egoísmo de sus detractores que pa- recieron confabularse con la idiosincracia del lugareño, el hambre, la escasez de vías de comunicación y de brazos para la labranza de los campos, para ha- cer menos grato el desempeño de su cargo. Castilla vive así en continua zs- zobra invocando la paz y tranquilidad que dan el retiro a la vida privada, A pesar de esto, se deben a él algunas innovaciones de índole económica, po- lítica, etc., que merece destacarse. Fué una de sus preocupaciones iniciales ocuparse de la solución de asuntos eco~ómicosde urgencia; tales como la recaudación de contribuciones, el empadronamiento de las minas y mineros, aunque para ello tuviera quo vencer la resistencia de sus usufructuarios, para ahondar finalmente lo más importante: la valoración de los yacimientos salitreros de Tarapacá, empresa que confió a los Sres. William Bollaert y George Willis, quienes evacuaron un informe dando a conocer la existencia del nitrato de soda en una extensión de cincuenta leguas cuadradas y destacando los beneficios que había de deri- varse de la explotación de esos ricos yacimientos mineros. Este informe pre- liminar fué ampliado, más tarde, por Bollaert a base de estudios más coilcien- zudos en sus Observaciones sobre la geoérafía del Sur peruano acompañado de un mapa ilustrativo ( S ) . ( 6 ) Bollaert, William. Aritiquarian, ethnogical and other researches in Nueva Granada, Ecuador, Perú and Chile, etc. London, Trübner & Co. 1860, pp. 154-155. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.10, 1954

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