Fénix 10, 3-22

DON RAMON CASTILLA DE 1821 A 1830 7 lista y gesto eminentemente patriótico; pero sus desavenencias con el ex-In- tendente Zavala, el Juez Ocharán y otros le restó entusiasmo para hacerlo. Crey6 por esto que su labor en bien de la Patria había concluido con. su par- ticipación en las guerras de !a Pndcpecde:lcia, pidió reiteradamente su pase al retiro y estuvo, lógicamente, lejos de pensar en el destino que fe depara- ría el tiempo y las circunstancias. Las fricciones producidas eritre Custilia y los personajes citados mo- tivados en principio por razones de jurisdicción administrativa, al preten- der Ocharán interferir las órdenes de aquél, alcanzaron con el tiempo los 1í- mites de la acusación mordaz al sindicársele cómplice en el contrabando de licores internados furtivamente por el puerto de Arica entre equipajes con- signados al comerciante Vidal; hecho del que ni Castilla ni este último tenían conocimiento. El propio acusado organizó un expediente que fué remitido a la Corte Superior de Lima, amén de las correspondientes exp!icaciones que hizo por escrito a Gutiérrez de la Fuente. Los sinsabores experimentados por Castilla durante el ejercicio de su cargo se reflejan en un párrafo de una de sus cartas: "Esta Provincia es un fenómeno: el juez de derecho contravi- niendo á mis órdenes las interrumpe con las que él libra. Há hecho concebir á los incautos que estoy á sus órdenes: asi es que para evitar encuentros, me hé retirado de este pueblo a dos leguas de distancia, allí solo con los caciques me entiendo. Esta es la vida adoptada por mí" (10). El último año de la administración de Castilla se alterna entre su es- tancia en Tarapacá y sus viajes a Santa Rosa y Pica hasta su traslado a la Subprefectura de Tacna, cargo al que renuncia psra trasladarse a Arequipa. Durante su estadía en Pica se entera de los graves acontecimientos produci- dos en el Norte, pero sus ocupaciones administrativas lo privan del deseo de tomar parte activa en ellos de cuyo origen culpó al "sanvo canalla de Co- lombia". Una vez en Arequipa es nombrado Jefe del Escuadrón "Lanceros del Cuzco" y luego Jefe de Estado Mayor de la División de Reserva: en este ú1- timo empleo ha de sorprenderle dos nuevos acontecimientos de trascenden- tal importancia en el curso del desen-~olvimientode la politica peruana: el golpe de Estado dado por GutIérrez de la Fuente en Lima con la compiicidad de Gamarra y Santa Cruz y la intervención de éste en los asuntos domésticos del Perú a través de los confabulados del Sur. Frente a estos hechos Castilla reacciona en forma distinta. Su actitud ante el cambio de Gobierno promo- vido por su paisano en la Capital desvirtua el alto concepto que tenía sobre el cumplimiento de la Constitución y las leyes cuando aprueba sin reservas ese golpe, que al fin y al cabo era anti-constitucional. Dos circunstancias pa- recen, sin embargo, justificar esta conducta disonante: la distancia que lo se- paraba del escenario de los hechos que no le permitía formarse un concepto cabal sobre la gravedad del conflicto peruano-grancolombiano a cuya solución contribuiría ese cambio y la condición especial de ser ambos paisanos. Con- vencido de lo primero decía a Gutiérrez de la Fuente: "Que sepa el universo (10) Carta de Castilla a Gutiérrez de La Fuente. A. P. S. t. 21 cit. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.10, 1954

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