Fénix 10, 3-22

civilizado que el Perú así como encierra la mayor riqueza en las entrañas de sus montañas, así también tiene hijos Políticos y valientes, que sabrán conser- var la respetavilidad de su Estado, aunque sea a costa de torrentes de sangre, siempre que este sea el Único medio de alcanzar una paz decorosa. En fin en V.E. está depositada la confianza para que haga feliz á una nación gran- de, y en sus subditos en cuyo número me cuento la obligación de hacer efec- tivas sus providencias" ( 11 ). La actitud de Castilla frente a la intervención santacrucina en el Perú es en toda su línea patriótica y por lo tanto plausible. Al apresar a los con- fabulados del Sur, empeñados en la segregación de los departamentos de Are- quipa, Puno y Cuzco en beneficio de Bolivia, no hizo sino cristalizar el anhelo de vindicta de la masa mayoritaria de aquella región y el de los jefes Amat y León, Juan Cárdenas y otros que tomaron parte activa en la contrarrevolución. El hecho que culmina con la ictervención de Castilla, en agosto de 1829, tiene sus orígenes en enero de ese año, cuando Santa Cruz a su llegada a Arequipa, de paso a La Paz, logró comprometer a prominentes elementos de la política sureña para lograr sus propósitos. Por eso conviene referirse a ellos, aunque brevemente. Producida la muerte del Presidente Provisorio de la república de Bo- livia, Gral. Pedro Blanco, de tendencia peruanófila, la Asamblea Cons- titucional de aquel país encumbró nuevamente a la presidencia al Ge- neral Velasco el 31 de diciembre de 1828, el que había sido despojado de ese alto cargo por aquel organismo. La situación política, tornóse empero, crí- tica al formarse dos bandos en el seno del ejército boliviano; uno que obedecía al General Francisco López con sede en La Paz y otro adicto al Coronel Ar- maza con su centro de operaciones en Chuquisaca. Velasco incapaz de domi- nar la situación ordenó la disolución de la Asamblea por decreto de 31 de enero de 1829 y llamó en calidad de Presidente Provisorio a Santa Cruz es- tante en Chile donde ejercía la representación diplomática del Perú ante el gobierno de este país y Argentina. El caudillo boliviano que se había em- barcado de regreso a su país en Valparaíso en diciembre de 1828 llegó a Is- lay y continuó hacia Arequipa ciudad en la cual se enteró de los graves aconte- cimientos acaecidos en su país. Aquí recibió posteriormente a la comisión bo- liviana formada por prominentes figuras de la política, el militarismo y el foro que lo invitaron a aceptar el cargo para que había sido nominado. Pero las actividades de Santa Cruz no sólo se concretaron a sus tratos con Gutiérrez de la Fuente para "~niformar'~ la política peruana y la boliviana, ni a ultimar sus preparativos para emprender viaje hacia su país, sino a fines personalistas encaminados a conseguir la anexión del Sur a Bolivia. Allí, "precisamente -anota Diez Canseco en su obra Perú y Bolivia, pueblos gemelos- en ca- sa de La Fuente, inició Santa Cruz sus manejos que 10 llevarían a la enemis- tad con Gamarra y con su huésped". Para llevar adelante sus miras anexio- nistas contó con la participación decidida del Coronel Juan Francisco Reyes, Prefecto de Arequipa; Coronel Rufino Macedo, Prefecto de Puno; los ciuda- (11) Carta a Gutiérrez de La Fuente. A. P. S. Epistolario, t. 5 (1829-a). Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.10, 1954

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