Fénix 11, 271-291
FENIX el nombre bibliográfico de cada colaborador. Además, la plilralidad onomás- tica plantea el problema de elegir el nombre de la persona a quien debe co- rresponder el asiento principal. De aquí que quien clasifica está obligado, no sólo a identificar a las personas que han intervenido en la creación de la mo- nografía o poligrafía, sirio, sobre todo, a graduar bibliográficamente la respon- sabilidad de cada una, >r fin de elegir para el asiento principal el nombre de quien haya asumido la mayor. En esta investigación se aplica el aforismo: A ntayor respcmsahifidad mayor autoridad; y quien tenga en un iibro -mo- nografía o poligrafía- mayor responsabilidad será considerado el autor y co- laboradores quienes la tengan menor. Esta identificación depende del tipo textual que varia desde la unidad hasta la nulidad onom&stica,es decir hasta la ausencia de autor o de persona a quien pueda atribuirse alguna responsabi- lidad en la producción de la obra (.K). 8:2 . El proceso de identificación ononlástica se convierte en el Re- gistro onomásticu o Registro de autores, que constituye un orden alfabético de las asientos onomásticos sucesivamente incorporados al Catálogo Oficial de la Biblioteca Nacional. Y corresponde al clasificador identificar para este Re- gistro el nombre de una persona con el doble criterio bibliográfico y el deduci- do de la demanda del público lector. Conforme el criterio bibliográfico, el clasificador elegirá el nombre bibli~&ráfico del autor o de los colaboradores, es decir, escrito en su forma consagrada en la bibliografía o en la historia uni- versales, aunque así no coincida con el personal verdadero y completo. Se- gún el criterio deducido de la demanda del público lector, el nombre de un au- tor debe me t e r s e también a las condiciones del servicio de lectura y al gra- do promedio de educación bibliográfica de dicho pGblico lector. En este pun- to, el clasificador cumplirá el &digo de asientas onomásticos en vista de los fines esenciales de la Biblioteca Nacional, una de cuyas funciones es educar bibliográficamente al lector, aunque siempre dentro del léxico onomástico es- pañol. Esto no quiere decir que los nombres personales extranjeros deban asentarse en forma española, sino simplemente que el código respectivo debe cumplirse en funcibn del público nacional. Por ejemplo, el nombre del autor "William Shakespearen será elegido para el asiento en su forma inglesa, con- forme a regla; pero el nombre del autor ruso Fedor Mikhailovich Dostoevskii, cuyas letras corresponden a un alfabeto no latino, deberá ser asentado en su forma española más correcta: Fedor Dostoievski. Lo mismo cabe decir de los autores colectivos, en cuyo asiento se cumplirá el código de catatogaeión de acuerdo con la lengua del público nacional; por ejemplo, las nombres de paí- ses, ciudades, etc. que preceden e1 asiento, deben ser escritos en su forma es- pañola. Y así: (:E) Para detcrrninr>r el autor según el tipo de Ios textos, cf. Bibliotaca Apostólica Vaticana. Normas psra catalogación de impresos. Ed. española. Ciudad del Vaticano, 1940, nas. 1-37. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.11 1955
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