Fénix 11, 292-330
294 FENIX fa muerte del Marqués Pizarro, f ue decidido partidario de la causa pizarrista y e1 adalid nada menos para el no reconocimiento d e la autoridad de Alma- gro el Mozo, que para lograr sus fines habia remitido los plie* pertinentes a Chc~chapoyas. La respuasta de los cabildantes fué terminante: ellos n o p dian aceptar la autoridad d e quien habia matado "violenta y weva t adamen- te". Durante la estancia de Vaca de Castro e n el Perú, estuvo con él y tió a la acción de Chupas. Al término de las guerras, viajó a España y sus presuntas vinculaciones con Gonzalo Pizarro l e crearon algunas dificultades wn la Corte que impidieron su retorno inmediato al Perú; lo hizo después, p r o por intercesión de Gasca. Una vez aquí, defendió la causa re& frente a la acción del rebelde Hernández Girón y participó e n la batalla d e Chuquinga. Murió, según Mendiburu, e n 1556. Semejantes incidencias presenta la vida de su segundo Gómez de Al- varado el Mozo. Cuando la expedición del Gobernador a Moyobamba y los Motilcnes, quedó haciendo sus veces en Chachapoyas. E n el procesa de la rebelión de Gonzalo Pizarro, ejerció la gobernación de la provincia en repre- sentación de su causa, pero a la llegada de Gasca se proclamó por la causa real. Pacificado el Perú pasó al Alto Perú y a su regreso tomó parte activa en el sofocamiento de la rebelión de Hernández Girón y murió precisamente e n la acción de Chuquinga. Luis Valera, fué w g h Riva Aguero, padre del cronista mestizo Blas Valera y fue integrando la segunda expedición e n calr- dad de ballestero. El objetivo fundamental de esta nota, circunscrita a presentar la ver- sión &junta, nos impide ofrecer un estudio inte&ral o al menos más comple- t o sobre l a historia de ciudad de tan especiales características en el órden geo- kráfico, social y económico. Ello no es óbice, sin embargo, para pasar por alto ciertos rasgos que denuncian su prestancia aborígen primero, y mestiza después. Chachapyas fué una provincia ganada tardiammte al dominio incai- co, pues se incorporó a él durante el gobierno d e Huayna Cápac, quién con- solidó la conquista iniciada por su antecesor. Debieron gozar sus pobladores de especiales favores de la corte incaica, pues anota Herrera: "Son los Chia- chapoyas, los mas blancos, i de mejor gracia de todas las Naciones d e los Rei- nos del Perú, i las Mujeres tan hermofas, que las llevaban, para los Ingas; to- maron la Religion, veftido, i costumbres del Cuzco" (Historia cit. Déc. V , Cap. X I , p. 174). SU proverbial riqueza natural, su clima templado y seco más el espírltu de laboriddad de sus avecindados le auguraron un tiempo, una era de pro- greso efectivo. Refiere Vásquez de Espinoza en su Compendio y descripción d e íZs Indias, que por el siglo XV I I tenia la ciudad al rededor de 200 vecinos españoles, la mayoría de ellos de condición noble. S u adelanto urbano era rspectable, con sus casas de teja y sus huertas interiores semejantes por su disPrción a las de Esparia. Afirma que era la "Corte de toda la gente que anda, y abita pUr aquellas prcruhcias". La industria de la pita y e2 estableci- miezito de una Factcria de Tabacos, que centralizaba la producción ~roven i en- Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.11 1955
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx