Fénix 11, 331-347

vie2en a su pensamiento, pues no implican violencia ni excen- tricidad, sino adecrración de formas y desinencias: absalonida, acritura, caricato, cascabelas, embriagadero, escenable, follaju- do, inimitar, literatesca, madrigalizar, metrallera, nazarrta, ne- reidesca, papujado, pendolero, pimpante, pimpolla, prosodiano, redactivo, rimante, tamborero, trompea. Es claro, pues, que Adán Felipe Mejía conoció y supo modelar el idioma. Con lo dicho nos parece obvio que, ya se aprecie estas Ex- humaciones desde e1punto de vista estilística, o para ver en ellas un testimonio, tienen un atto valor docummtal, y han de auxi- liar a los eruditos deí futuro en su tarea de enjuiciar a los hombres y sus obras. A. T. CESAR VALLEJO, MEDITABA UN NEGOCIO 1,UCRATIVO. . . De esto hace cinco o seis eños y sucedió poco antes de que el poeta bohemio sintiera una mañana en el espíritu, caer íntegramente a plomo, el gran tedio flotante de la ciudad, sobre el espíritu. Poco antes de que portando al cuerpo un palm-beach chocolate, por toda indumentaria, cinco libras perua- nas de a cien francos al bolsillo extrañado, y el manuscrito grueso de una novela autóctona en la diestra, en un camarote de tercer3 dé? 13 P.S.N.C., par- tiera hacia París. iA conquistar a París!. . . ¡Las qué pasó, él las sabe! -Me he golpeado contra las contras -escribía- Pero ya convalezco y plantaré mi tienda en este ombligo. Levantaré hasta el tope e1 oriflama de la única camisa que me resta! iY así ha sido! Su retrato os lo voy a mostrar: Miradlo acá: Erguido el cuerpo magro, sostiene la terracota de una cabeza fuerte. Bajo la tupida cabellera lacia, un noble rostro de indio, trazado a cuatro tra- zos poderosos por la mano segura de un alfarero artista. Un gran frontal a todo lo ancho, una nariz famosa y un gran mentón potente. Tal el rostro de huaco del gran cholo poeta, por afuera del cráneo.. . Por adentro era el. orbe en el caos en una pieza pero con sensib;lic:ad y todo y con conciencia y vo- luntad para ordenarse a tiempo y a capricho y por que sí. La libertad en arte: ese es Vallejo y muchas cosas más que no sz nombran porque sería largo. . . Cuando llegara a Lima en mala traza y en plan Úe conquistar su poco mundo, halló que resultaba d,fícii comer todos los días en la ciudad ilustre que fundara el Marqués Pastor de Puercos y pensó en trabajar al margen de la literatura.. . Pero no había a donde.. . Al fin encontró la singular rendija por la que comenzó a enseiíar el Castellano en un colegio, en la sección prima- ria. Por entonces le conocí y ya vestía un chaquet bien cortado para suges- tionurse. . . y sentirse otro. . . Había comenzado a enseñar un castellano bas- tante vanguardista que hacía ia delicia de sus discípulos selectos. . . Conste que sus alumnos devendrán literatos algún día, pero él, honradamente, les in- culcaba horrores de las !e.tras. . . Ellcs so portaban muy bien en clase. Ademrís Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.11 1955

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