Fénix 11, 76-93
LA DECLARACION DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE 77 de la Francia. . . ", qos demuestra evidentemente el conocimiento de los acon- tecimientos de 1789, a los pocos meses. ;Pero en esta vez se recibía el texto de la Declaración de los Derechos? No lo sabemos. Asimismo los apologistas de la progresista Universidad de San Francisco Xavier, qu' leren encontrar en la gestación de su reforma precisamente -colocándola como rival de la de Lima- esta influencia. Es de suponer, igualmente, que en los largos conver- satorios y tertulias a muy baja voz entre el Padre Diego Cisneros y sus ami- gos, principalmente Toribio Rodríguez de Mendoza, resonaran con mayor in- tensidad aquellas sugerentes y mensajeras páginas del primer año de la Re- volución francesa, y que entre ellos sus ecos provocarían mil impulsos y cavi- laciones nada favorables al yugo de la península. Por otra parte, muy pronto los altos miembros del clero en América, no dejaron de considerar el dermm- bamiento de aquel sistema que servía de sostén a la Iglesia y que los enun- ciados de año 89 lo resumían precisamente. Pero destaquemos este principio: lo primero que nos había llegado so- bre los acontecimientos de 1789, fué una "hojita" que unas veces contenía 18 puntos, otras 19 o 22, siendo propiamente las resultantes de las primeras de- liberaciones de la Asamblea, que por el apresuramiento y lo espectacular de sus enunciados no se esperaba a difundir impresas en aquellos días del mes de agosto. Había salido a luz, después del 27. Da la sensación de que hubo muchos espectadores que a manera de cronistas modernos reproducían de distintas formas lo que se iba debatiendo; pero haciendo una comparación, no diferente en lo esencial, y a fin de que cupiese en un simple cuarto de plie- go, se lo resumía en pocos aspectos. Estos anticipas misteriosos, debieron Ile- gar no aiites del mes de febrero de 1790, y casi siempre en castellano. Tales son las pequeñas piezas que se guardan en la Biblioteca del Convento de San Francisco del Cuzco (dos mi7nuscritas) y en que, siendo de la misma fecha, agosto de 1'789, se ven resumidos en distinto orden 21 principios dejando de mencionar el número 22, que anota el "Te Deum en la Capilla Real" que otras similares consignan; y destácase al final de las mismas una nota que no hace sino probar que fueron recibidas en el mes de marzo de 1790. Pero estos documentos no son propiamente la Declaración de Derechos, como po- dría pensarse. Más claramente lo veremos con la transcripción de aquel ejem- plar de esta índole que recibió el Virrey Gil desde España y que envía en copia a! Obispo de Arequipa Chaves de la Rosa, por carta de! 8 de julio de 1791. (cf. Apéndice: Doc. 3). Dejando de lado aquel aspecto, igualmente importante, que se destaca en la correspondencia del Virrey al Obispo de Arequipa, referente al apoyo que supo prestarle para la labor de regeneración y reforma en que este pre- lado se halló empeñado desde su ingreso, así como aquel otro, de las relacio- nes con los miembros de la Audiencia de Lima, y los memoriales de los nu- merosos enemigos que en esta ciudad tuvo el Obispo, que ha de ser motivo de especial estudio, pasaré a comentar aquel relacionado con la primera do- cumentación de la Revolución, que este Virrey envió en copia a su amigo, en Arequipa. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.11 1955
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx