Fénix 11, 76-93
LA DECLARACION DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE 79 ca9', debió llegar igualmente por intermedio del Consejero Antúnez y el Vi- rrey la difundía sin alteración. Con fecha doce de agosto del mismo año de 1791, el Virrey le dice a su amigo: "los continuos arrestos y destierros de personas de carácter y de ambos sexos, parece tienen intimidadas a las gentes de Madrid, pues las noti- cias que también a mi me comunican son bien escasas: los vecinos continua- ban del mismo modo según las últimas cartas, y veremos si en el próximo correo dicen algo con motivo de la declaración que hizo el Papa contra ellos.. ." Se hallan en expectativa sobre lo mencionado en su anterior de que el Papa ha hecho declaraciones frente a los ataques de la Asamblea. Pero es concluyen- t e y evidente que están escasos de noticias: los primeros mensajes han sido suficientes para inquietar sus ánimos, y en particular dáse a entender que el Obispo en su respuesta al Virrey (de 23 de julio) interroga si algo más se ha recibido, estando en espera del próximo correo. En España se vivía momen- tos de completa zozobra y Carlos IV había prohibido la entrada de libros fran- ceses y toda especie de medios de difusión de la Revolución. Aunque Flo- ridablanca, "partidario a todo trance de salvar a Luis XVI", declaróse enemi- go de la nueva Frsncia, a tal punto que el curandero Pairef había atentado contra su vida, no se hacía más que ahondar la crisis que hubo de desenca- denar la guerra. Las disposiciones reales de 1790 y 1791, tenían que alcan- zar a sus colonias y se multiplicaron las represiones, que muchas veces el Vi- rrey no pudo evitar. Pero la comunicación más importante y que ciertamente da noticias sorprendentes al Obispo de Arequipa es la del 21 de octubre de 1791 (cf. Apén- dice: Doc. S), en que muy a pesar del laconismo con que le anuncia lo que aquel "próximo correo" traía de España, le incluye tres piezas, siendo una de ellas el Texto de la Declaratoria de los derechos del Hombre. Le dice: "Incluyo a V. Y. la adjunta carta que con este objeto me remite el señor Antúnez, y por lo que to- ca a noticias se impondrá V. Y. de las del día tanto nacionales como extranjeras por la copia que acompaño". La Declaración es manuscrita, en un pliego de 30 por 21 centímetros y contiene los 23 enunciados, que fueron debatidos des- pués del 4 de agosto, sancionados por el Rey el 5 de octubre. Como podrá apreciarse por la transcripción es la Declaración de los Derechos del Hombre, y del Ciudadano hecha en la pluralidad de vofos en la Asamblea y sanciona- da por el Rey. No es la que circuló en diecisiete postulados, y que comen- zaba "En consecuencia la Asamblea Nacional reconoce y declara y bajo los auspicios del Ser Supremo". . .; ni es tampoco aquel texto francés encabezado por los tres postulados de la Democracia. Es una copia aun ampliatoria en determinados principios y nótase que no guarda el orden de la comunmente conocida; no hay desnaturalización de ningún "derecho", y seguramente que es producto de las deliberaciones posteriores, con mayor meditación y que servirían de base a la Constitución, que sería posteriormente sancionada por el Rey el 14 de setiembre. Podía pensarse que este valioso documento fue recibido por el Virrey el mismo mes de octubre en que lo difundía, y su re- misión de España tuvo que ser forzosamente después del 14 de julio de 1790, Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.11 1955
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