Fénix 11, 94-125
LA NARIZ 105 miles imaginados para ridiculizarla, han convertido su figura en tema grato para los satíricos. Especialmente, porque tal burla no afecta a las buenas cos- tumbres, ni a la honra ajena; sólo se proyecta hacia la excitación del regocijo, sin ocasionar daño ni dolor a quienes la inspiraron; y satisface así las pautas que los preceptistas clásicos fijaron a la sátira. Por tanto, debe establecerse que, si bien se inclinó a imitar un modelo harto celebrado, cuando inició la serie de poesías consagradas a la nariz del fiscal Manuel Antonio Colmenares, e1 jo- cundo Felipe Pardo y Aliaga no lo hizo accidentalmente, ni por aliviar el trance de la creación; sino para ofrecer una tácita revelación de la antigüedad y la jerarquía de la vena que su ingenio empezaba a explotar, y para anticipar a los entendidos que su sátira habría de ceñirse a los ideales clásicos. Modelo magistral, que señala recursos expresivos y medios de excitación mnemónica, pero no una forma imperativa, el soneto quevedesco aparece ver- sátilmente desenvuelto y mejorado. El reiterado empleo de un verbo, que sugiere reminiscencias evocativas e impone la mención de una imagen desti- nada a integrar la pintura burlesca, tórnase en voz que induce a seguir la des- cripción y luego cede ante la secuencia del motivo satírico. La limitación del verso a la unidad conceptual quiébrase, frecuentemente, en aras de un enca- denamiento más dúctil. El casticismo con visos de alambicamiento truécase en criollismo travieso. Y aunque algunos elementos de la hipérbole quevedes- ca son repetidos por Felipe Pardo y Aliaga, sus diferencias de estilo e intensi- dad son notorias: 1) Erase u n hombre a una nariz pegado. . . Nariz a cuyo lado desparece el individuo que a su lado viene, como apéndice leve o vil residuo. 2 ) Era Ovidio N a d n más narizado. . . . . .en lo no romo podrás ser de Nasón el primer tomo. 3 ) Erase un e s p o l h d e una galera. . . Nariz que puede ser quilla de un bote. 4 ) Erase un naricísimo infinifo, muchísima nariz, nariz tan fiera. .. Nariz que siendo enorme y gigantesca. . . Forma y conceptos del modelo r,o constriñen la originalidad, así como los instrumentos no fijan la tesitura de una sinfonía. Por el contrario, condicionan la exigencia de la creación poética. Y desde aquellos hitos convencionales alza la voz Felipe Pardo y Aliaga, modula sus tonos, gradúa la animación de las imágenes, convoca una traviesa asociación de epítetos, y compromete la irrupción de la alegría. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.11 1955
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