Fénix 11, 94-125

A RABULIN Erase una nariz como una roca, érase una nariz de vara y media; nariz que hace reir más que comedia, y al campanario desde el suelo toca. Nariz que descansadamente desemboca cuando la risa popular la asedia. Nariz estrepitosa que promedia rostro que pide a gritos velo y toca. Nariz a cuyo lado desparece el individuo que a su lado viene, como apéndice leve o vil residuo. ~ t r é i s cuán grande nariz? Mayor parece la necedad maligna que contiene la caja cerebral del individuo. A UN ANTICUARIO NARIGUDO Estudio de antiguallas estrambótico, de que en tono siempre hablas entusiástico, aún más excita tu calor fantástico que a una tierna doncella canto erótico. Aunque esto es para mí fatal narcótico más que necio certamen escolástico, daré, sin que lo tengan por sarcástico, un buen consejo a ese tu gusto exótico. Emplea con cordura tu metálico, estudia en Grecia monumento dórico, antiguo arnés en gabinete gálico. O vé a buscar a Roma alguna clám4de: mas deja a Egipto, que en su suelo histórico mayor que t u nariz no habrá pirámide. EL VENGAIIOR DE LA NARIZ Por más que el anarquista demagogo contra narices clásicas se engrife, esa enorme nariz es el esquife en que en el mar de las revueltas bogo. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.11 1955

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx