Fénix 11, 94-125
Forzoso es que tu paso ya desurque el curso que emprendió: que nunca abarque tu testa a Chateaubriand, Destut, ni Burke, y que en el mar de ciencias no encharque: que un zote es imposible que lo surque aunque en nariz descomunal se embarque. A NARISTARCO Muchos comparan la sin par nariz a un ancho, rico y alto colmenar; otros al cuerno la osan comparar que del venado adorna la cerviz. Otros quieren poner a la infeliz sobre la superficie de la mar; hay otro que la quiere alimentar con un poco de paja y de maíz. Mas nadie aún el símil descubrió que a aquesta excelsa pieza el lugar dé que la sabia natura le indicó: el dueño y la nariz compararé (bendito el vientre que tal fruto dió) a un largo, inmenso, enorme Dios-te-dé. A DIOS-TEDE EN FIAMBRE Acudan los aguadores policía y zapadores, que se quema este portento, el glorioso monumento de esta época dichosa; nariz sublime y grandiosa, de la libertad la basa, del Perú escudo feliz: ¡Fuego, fuego! ¡Qué se abrasa, que se quema la nariz! ?Quién a la gavilla inmundq que agora medra y fecunds; quién a ese hato de pillos que aligera íos bolsillos Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.11 1955
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