Fénix 11, 94-125
su furor más horroroso; pues contra tan poderoso perseguidor ¿qué podrán valer sus manos ultrices? iAy! i10 que padecerán la bilis y las narices! Díjole un día un maldito negro: "su narí puqué no va a Guinea a vendé. Mi paisano so ñatito, y toro lo negro ayá comprá su narí, comprá, y andá entonce con narí grandasaso, mangandí". Tales dichos irritaron fieramente su atrabilis, y el triunfo se disputaron las narices y la bilis. Por estos y otros motivos, que fielmente se han pesado, de Cosme han calificado ya el mal los facultativos; y dicen que en su opinión existe una relación, una virtud atractriz entre su hígado y su nariz, pues hasta esa entraña tocan de esta facción las raíces; y así a un tiempo lo sofocan la bilis y las narices. LAS PISTOLAS FULMINANTES Con pistolas fulminantes va Don Rábula a la audiencia; de su valor y prudencia serán pruebas terminantes. Mas para que los tunantes escritores aprendices paguen caros sus deslices, en vano las enarbolas. ¿Necesitas más pistolas, Rábula, que tus narices? Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.11 1955
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