Fénix 11, 94-125

LA NARIZ Mas para que los tunantes escritores aprendices paguen caros sus deslices, en vano las enarbolas. ¿Necesitas más pistolas, Rábula, que tus narices? Y ante los estrados de la jristicia interpone el periodista acusado una so- lzmne recusación contra el fiscal, pues advierte que éste le profesa "una ene- mistad capital. . . desde la denuncia anterior, en que lo vejó, insu!tó e inju- rió a la faz de todo un pueblo, aún viéndolo en la clase de reo, cuando se j.>reseritóen el juris"; y alega que desde entonces "las prensas han incendiado más los ánimos". P E ~ O el recurso es ya extemporáneo. Síguense los trámites ordinarios de la causa. Y en sus páginas inserta El Hijo del Mcyntoriero so- netos, letrillas, epigramas, chascarrillos burlescos y ocurrencias de diverso jaez, que denotan el estilo ágil y castizo de Felipe Pardo y Aliaga, alientan los ma- liciosos comentarios de las gentes y proyectan el ridículo hacia los hombres del gobierno. La burla se renueva, sus eccs adquieren increíble resonancia, y más notoria se hace cuando el dicterio la retruca. En tal coyuntura, un hecho político agrega a la opinión su impondera- ble carga de inquietud: el presidente, general Luis José de Orbegoso, aban- dona la capital (9-XI) para efectuar una gira por los departamentos del cen- tro y sur del país. Y, si bien se confía que podrá mitigar el descontento en aquellas regiones, parece obvio que su ausencia habrá de estimular en Lima algunos aprestos conspirativos. Los débiles y desconcertados dirigentes del gobierno ven peligros por todas partes. Discuten Ia conveniencia de repri- mir a la prensa, a fin de atenuar la propagación de noticias o conceptos alar- mantes. Precautoriamente, suspenden la aparición de El Montonero. Y, en tanto que El Hijo del Mantonero juzga inminente una denuncia del fiscal contra la tendencia sediciosa de sus burlas, ordenase (28-XI) la prisión de Bonifacio Lazarte, el combativo editor de El Limeño. De acuerdo con la ley, el periodista detenido recusa a los jueces de cuya parcialidad sospecha, y el cariz político de la causa motiva la excusa de algunos ya designados. Pero al fin queda resuelta la formación del jurado, y fijada la fecha para la vista. Y ya no aparece nuevamente El Hijo deí Montonero; cuya existencia puede creerse que estuvo ligada a las fases pre- liminares de aquel proceso, en cuanto implicaba una defensa de los fueros del pensamiento y de un régimen sin debordamiento, basado en el respeto a la iey y a la autoridad. A un periódico de otro tono y proyecciones más serias le correspondía alternar en la vidriosa situación política, y ru nombre fué al mismo tiempo una bandera y una definición: El Voto Naciolnal ( 5 ) .En sus páginas se renovó la burla de Felipe Pardo y Aliaga contra la prominente na- riz del fiscal Manuel Antonio Colmenares, evidentemente convertido en sím- -- ( 5 ) Su primer iiúlnero apareció el 13 de naviernbri de i834. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.11 1955

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