Fénix 11, 94-125

LA NARIZ 99 aptitud para el alto cargo" ( 7 ) . Prestó juramento al instalarse la magna asam- blea; y fue designado para integrar las comisiones de Bellas Artes, Instrucción y Salud Pública, y de Premios y Agricultura. En armonía con una disposi- ción del propio Congreso, declaró (12-IV-1823) a la comisión de dietas no tener "sueldo ni renta alguna", pues aún las eventuales ganancias de la profe- sión de abogado le habían quedado vedadas en cuanto aquel prohibió a sus miembros suscribir recursos e informar en la Alta Cámara de Justicia. Con- sagróse, pues, a ejercer la representación que le había sido confiada; y duran- te los debates preparatorios de la Constitución asumió la posición liberal, de- fendiendo la tolerancia de cultos, el sufragio popular y la libertad de impren- ta. A la elocuencia y la versación de sus intervenciones debió el ser uno de los más influyentes tribunos de esta histórica asamblea, cuyos miembros le confiaron la secretaría en dos períodos (IX-1823 y 1-1824). Cuando las fuerzas realistas ocuparon Lima, las principales entidades del gobierno hubieron de refugiarse en las fortalezas del Callao; y, para evitar que sus deliberaciones estuviesen sometidas a la presión de las bayonetas, Ma- nuel Antonio Colmenares y otros diputados resolvieron seguir al Presidente José de la Riva Agüero hasta Trujillo. Con tal fin, la tesorería del Congreso le abonó la cantidad de 98 pesos 7 reaies, a cuenta de sus dietas (16-VI-1823). Pero en aquella ciudad contrarió Riva Agüero los principios de la política representativa, al pedir a los diputados que formasen un Senado de 10 miem- bros y luego declarasen disuelto el Congreso; provocó así una lógica negativa de cuantos advirtieron que tal incitación desconocía anteriores acuerdos del propio Congreso y revelaba una tendencia autocrática; y, exacerbado su áni- mo por la insegura posición de su gobierno, tomó ingratas represalias. Con, otros representantes del pueblo, Manuel Antonio Colmenares fué puesto en prisión; y antes de que alborease el nuevo día fueron todos conducidos a Huanchaco y embarcados en una goleta llamada Veloz Trujillana, cuyo ca- pitán debía conducirlos hasta Arica, para entregarlos a la custodia del Gene- ral Andrés de Santa Cruz. Pero la nave debió hacer escala en Chancay (12- VIII), para aprovisionarse de agua, y la población exigió la liberación de los prisioneros. Sin reparo accedió a ello el capitán, y los diputados fueron aco- gidos en e1 puerto con repiques de campanas, misa jubilar y otros festejos. Al día siguiente emprendieron marcha hacia Lima, escoltados por un grupo de agricultores. Un cañonazo anunció su llegada a la ciudad; y las comisiones que acudieron a recibirlos, engrosadas por numerosos elementos populares, desfilaron tras ellos entre salvas de cohetes y atronadores repiques, primero hasta la casa del Presidente del Congreso -doctor Justo Figuerola- y luego a la Municipalidad. En Trujillo, Riva Agüero mantuvo su actitud disidente, y el Congreso autorizó a Bolívar para reducirlo por la fuerza. Luego adoptó diversas reso- luciones para favorecer los aprestos militares. Y finalmente dispuso el recelo de sus propias funciones y confió al Libertador la dictadura (10-11-1824), ( 7 ) Cf. ia respectiva acta del colegio electoral, así como los documentos pertinentes a su gestión parlamentaria, en el archivo de la Cámara de Diputados. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.11 1955

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx