Fénix 12, 183-213

colaboró: '%l Consfifucionaf' y "La Libertad electoral", de Santiago; "La Unión de Valparaíso", el '(San Felipeño" y la "Unión liberal de San Felipe". Nos ha sido imposible encontrar en las bibliotecas de Lima, estos diarios, pero abrigamos la esperanza de obtener algún día estas notas bibliográficas de la vecina república del Sur. En 1943 al ser editada en España la selección de la "Historia del Nuevo Mundo" de Bernabé Cobo (Madrid, Ed. Atlas) se inserta como prólogo la biografía de este jesuíta tomada de la obra de Torres Saldamando sobre "La Antiguos jesuífas del Perú" (págs. 98-106). Adicto principalmente a los estudios biográficos de personajes y temas de la colonio, Torres Saldamando cuidó muy peco de su estilo. No obstante, su arquitectura es maciza y sólida, inapreciable en cuanto a luces y conocí- mientos. Si no se ocupó de hacer bella literatura, trabajó tesoneramente para marcar en la historiografía nacional un nuevo lindero, que seiíala rumbos hasta entonces inexplorados. Mas, pese a las imperfecciones que se !e achacan, tiene ganados sus laureles de historiador. Posiblemente sufrió el menosprecio de los retóricos profesionales y la íncomprensión de los eruditos; no le fal- taron enemigos. Confirmamos este hecho por las expresiones vertidas por el no menos erudito historiador don Manue! Gonzá'ez de la Rosa, quien en su estudio sobre '%l Padre Yalera, primer historiador peruano'' vierte hiel sobre nuestro biografiado, expresándqcsede esta manera: "Mucho conocí al autor y mucho contribuí a la preparación e impresión de su obra, aún de sus obras puedo decir, también le dí, en mi edición de la "Historia de Lima" de Cobo, cuyas pruebas corrigió, la clave para descifrar los libros del Cabildo. Esto no obstante, y a pesar de sus pomposas promesas hasta la víspera de mi viaje, no merecí ni recibí el obsequio de un ejemplar de su libro, que no existiendo aquí en la BTblioteca Nacional, he conseguido comprar a uri precio elevado, después de comenzado este artículo7'. "Era Torres Saldamando hombre de poca cultura, pero de gran fa- cundía, y de tan prodigiosa memoria corno Menéndez Pelayo, irnprovisAndose historiador de la noche a la mañana en sus artículos en la Revista Peruana Por eso mismo en sus escritos, aunque repletos de muy curiosos áatos his- tóricos y bibliográficos. adolecen de inexactitudes y defectos de todo género, porque leía a escape y redactaba a galope, confiado a su memoria, lo que acababa de leer en un archivo o en casa de un amigo. Yo lo conocí a fondo me explico sólo así los deslices de su interesante libro, y especialmente en el estudio acerca de Valera, qu'e debía ser muy esmerado, tan extenso como el de Acosta que le precede7'. (Revista histórica. t. 19, pig. 181. Lima, 1907). Aunque no estamos de acuerdo con el celo profesional que demuestra González de la Rosa, tampoco es nuestra intención echar sombras sobre él, pues para no- sotros merece nuestro respeto, por ser uno de los buenos historiografos de fines de! siglo pasado: pero viendo las cosas imparcialmente, creemos que pecó de exagerado en sus apreciaciones. Ya había antecedentes de estos malen- tendidos, que se deducen por lo que Torres Saldamando dice en "Las Antiguos je~uítas del Perú" (pág. 386) : Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.12, 1956-1957

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