Fénix 12, 183-213
9 0 FENIX Además de la indicada relación, René-Moreno, anota también que por aquella misma epoca, Torres Saldamando comenz6 la imp-esjón de una serie de documentos de la colonia, bajo el título de "Doc~mcntoshrsii6rico.s de Dorivia" y que sólo llegó a publicar "Dem,nrmción de los linderos de los Pueblos de las Misiones de los Mojos y brdcws y preceptos pera su gobierno ioznptrn~fc~ t: 10 de octubre de 1715 por el P. Antonio Garriga Provincial de ía Cumpañíü de Jesús en el Perú". Agrega: "Es un interesante d o c ume n~ , esci~tocon ~nspecciónocular del autor; adelanta veinte eños más las noticias del P. Eguiluz, provlncinl, por otra parle que no estuvo en Llojos". NO se llegó a ímprimir sino una prueba, y sin lugar a dudas tambrén en esta vez por razones económicas no dió térmirio a tan val~csadocumentación, y gran número de documentos que sobre las misiones coloniales dcl Alto Perú po- seía Toires Saldamando, pasaron a manos del bibliógrafo boliviano Manuel Vicente Büllivíán el año de 1886 en Lima y después al gob'erno cle Bolivia. Asas más tarde Ballivián publica en La Paz bajo el mismo epígrafe de "Do- cumentos históricos de Bolivia" varios m~~u s c r i t o s referentes a esta región. De e!Íoc daremos cuenta más adelante. Por aquel!a misma época colabcró en La Revista Sccial, semanario de historia, crítica y literatura, que comenzó a publicaise en mayo de 1885, s~endo su director José H. Felices, y en el que participaron escritores de ver- dadero valer de fines de! siglo pasado. Su primer trabajo, publicado el 30 de enero de 1886 en la mencionada revista, es Czl'IIao y cIIaIuwP en el cual estudia el origen de estas palabras y es posib!e que sus hábiles deducciones, su método y la claridad de su exposicjón den la etiinología justa. Descarta la posibilidad de que estas palabras sean quechuas, pues en !os principales vo- cabularios del siglo, no se les encuentra. En mayo y junio del mismo año (números 51 y 52, págs. 8 y 3 ) da noticia de D. Alonso de la Huerta y su gramática quechua. Es un estudio bi- bliográfico de ia obra de! primer peruano que esclibió sobre esta lengua dan- do las reglas convenientes para su estudio y estableciendo la diferencia entre el dialecto del Chinchaysuyo y el idioma de? Tnca, para hablarlo con pro- piedad y corrección. Tambien expone Ia historia de las primeras gramáticas y de los primeros autores que escribieron ei-, lengua quechua, que, dicho sea de paso, fueron los jesuítas peruanos Blas Valera y Bartoiomé de Santiago. Sobre el presbítero A1on.o Huerta, Mendiburu dice que era natural de Huá- nuco; Decano de Arte y Teología y Catedrático de Quichua en la Universi- w dad de Sc<n Marcos. José Toribio Mcdina en La Znlprerita en hha , (t. 19, pág. 132) escribe: "Era hijo de Aloriso de la Huerta y de Ana Cerezo, criollo na- cido en esla tierra, cristiano viejo, de padres y abuelos limpios, sin raza ni mácula alguna', que desde niño se ocupó en los estudios hasta graduarse de maestro en artes y doctor en Teología, en Lima; que era uno de los mejores en !a lengua general de los indios; en 1602 hacía más de diez años que leía la cátedra de idioma fundada en la Catedral el 5 de enero de 1592; predica- dor hacía más de Qnce años (1602) en !a lengua, los domingos. Falleció el 1" de abril de 1640". Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.12, 1956-1957
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