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4 FENIX mientas musicales. Pero no debía lim itarse a la vo lande ra y convenciona l la– bor del periodismo y, acuciado a un mismo tiem po por el in terés que ese ar te le inspiraba y por su honest idad intelectual, dióse a profundizar en los pro– blemas vinculados al desarrol1o d e la cultura musical, y a documentarse sobre sus vicisitudes históricas. Ampli6 y rectificó noticia s y pun tos de vista, acre– cen i á sus obser vaciones, y sus j uicios adq uirieron m adur ez y p re cisión no to– rias. Co adyuvó a la educación de la . sensibilidad musical, deformada por el hi strionismo o la impro visación; y patro cin6 inicia tivas que deb ían ejercer una fecunda influencia en lo s circutos plute:;lunales --como la creación del Conser vatorio N acional de M úsica-, o en la an usion del arte deEuterpe --co– mo la organización de la Orquesta S infónica N acional-. E jerció, sin disputa, un noble y persistente m agist erio . Y por eso quiso volc ar sus conocimientos y sus experiencias en un libro didáctico, acce sible, panorám ico y especial izado, sin afectaciones ret6ricas y directamente ende rez ado a 10 sustan tivo: la Guía Musical del Perno Para realizar el plan concebido elobor á un minucioso cuestionario, según el cual obtuvo información de cuan tos en el país con sagrab an sus q ueha ceres a la música; rastreó las huel1 as biográficas de compositores , ejecutantes y pro– fesores, así como las noticias pertin entes a los grupos orquestales q ue m antu– vieron el interés social por esa arte; escrutó en toda clase d e noticias que en. el pa sado se refiriesen a veladas y concier tos, composiciones y est udios; y afano– samente pergeñó apun taciones esquemáticas acerca de partituras o publicacio– nes efímeras, para vol ver a elle s con detenimiento y llegar a su coordina ción. Pero solo una parte de tales trabajos prep aratorios fu é vo lcada en los artículos que alcanzó a redactar. Y otra pa rte muy cons iderable quedó aguardando el celo y la enterada vocación de Carlos R ay ge de , en car petas ro tuladas o en con – juntos heterogén eos, en hojas don de las palabr as coherentes alternan con líneas su spensivas, en programas de funciones a las cua les asistió y en cuyos má rgenes traz6 alguna im presi6n, o en recor tes periodístico s. Desd ichadamen te, no era posible insertar estos com ple jos materiales en el cuerpo de la obra, p ues ello habría implicado violen tar los designios del autor. De haber quedado concluída, la Guía Musical d el P erú debió con tener la "noticia alfab ética de los com positores, directores, in strumen tistas, cantan– tes, maestros, investigadores, music ágraio s, folkloristas , m úsicos populares, au– tores y críticos musicales peruan os y ex tranjeros residentes, y de las institucio– nes, publicaciones y reperto rios im presos e inéditos, desde la Colonia hasta n uestros días" con. la terminología indígena musical, organ ográfica y coreográ fi– ca, apoyada en lo s más au torizados au tores y expertos en las lenguas ab oríge– nes, y demás dato s concurrentes al conocim iento de la h istoria musical pe rua– na" . Al publicarla, no obstante el parcial ' dessrrollo d e tan vastos prop ásiios, tenem os presente que Carlos R aygada quiso satis facer en el1a " el deber moral de hacer con star el mérito de tantos hombres, que dieron todo 10 que les fu é posible para deleite de sus coetáneos y en no ' pocos casos para regalo y pro ve– cho de la s generaciones po steriores". Y cumplimos con el deber m oral de tri– butar al propio autor el homenaje q ue su labor merece. A . T. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.12, 1956-1957

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