Fénix 12, 3-77
GUIA MUSICAL DEL PERU 25 maestro y cantor de iglesia 'limeño Manuel de la Cruz Panizo, que le dió las primeras lecciones de solfeo y le hizo ingresar a una de las cantorías a su cargo. El celebrado músico negro tomó vivo int erés por el talento musical del joven y pronto 10 presentó a l maestro italiano Claudio Rebagliati, que se brindó a enseñarle piano y canto y a iniciarlo en a rmonía y composición. Al mismo tiempo, el inquieto e spírit u de Robles sent ías e atraído también por la medicina, la zoología y la botánica, inclinaciones que cultivó en la Facultad de San Fernando, a la que ingresó como alumno libre en 1892. Tres años más tarde, abandona la Facultad y se decide a internarse en las mon– tañas, en busca de aventuras científicas. Su natural facilidad para las len– guas aborígenes -quechua, aymara y varios dialectos que aprendió de ni– ño - le ayudó a familiarizarse con -los indios y adaptarse a sus usos y cos– tumbres; logrando así ga nar su confianza , 10 que había de serie muy útil para extraer de la típica reserva ind ígena el hasta entonces secreto tesoro de la temática fo ik l órica , que empezaba a de spertar un nuevo interés en su insaciable espíritu de investigador y experimentador. Un hecho inesperado debía dar impulso decisivo H su vocación de folklorista: encuentra en un paraje selvático al Padre Gabriel Salas, notable explorador y mis ionero de la selva, quien 10 acoge con viva simpatía y pone en sus manos los primeros ejemplos de recopilación que él mismo había tomado en la tribu de los campas. Tal descubrimiento le impulsa a quedarse en ese lugar durante todo el año de 1896, hospedado en el Convento de Jos Descal zos. El P adre Salas le estimula con sus amistosos consejos y decide así la ori entación del folklo– rista. Un año más t arde, Robles contrae matrimonio con la dama cubana doña Sebastiana Godoy, educada en música y buena pianista, que había de convertirse en una colaboradora de la más amorosa asiduidad y comprensión, ayudándole ef icazmente en la penosa pero cada vez más incitante y fruc– tífera labor de recopilar los preciosos motivos que con el correr de los años iban a constituir una de las más val iosas colec ciones folklóricas de América. Después de un breve paréntesis en que se ve obligado a desempeñar pues– tos públicos (Sub-Prefecto, Juez de P az , Alcalde Municipal, etc.), en los primeros años del nuevo siglo vuelve a sus andanzas de recopilador. No se limita a recorrer el t erritorio nacional, cuyas regiones andinas, selvática y costeña no tienen secretos para él , sino que avanza también por tierras. del Ecuador y de Bolivia para incrementar su acopio temático, que enri– quecido con el minucioso registro de mitos, leyendas, ritos y danzas , incre– mentado con los productos de sus propias excavaciones: ceramios, tejidos, instrumentos, etc., e iluminado con la policromía fantástica de la indumen– taria regional, llega a constituir una documentación completísima, por nadie igualada en el país. Gracias l:' la confrontación continua de los motivos que iba descubriendo en las diferentes regiones andinas, pronto llega Robles a verificar la persistente presencia de un tipo melódico de estructura pentá– fona que revela un sistema propio de expresión a lo largo del territorio y a lo largo de los siglos. De ello dió cuenta pública , por primera vez en Lima,' en un concierto-conferencia que se efectuó en la Universidad Mayor de San Marcos, el 21 de febre ro de 1910, con la colaboración del sa cerdote • español Alberto Villalva Muñoz, vocero y exágeta técnico de tal descubri– miento, y de los catedráticos doctores Carlos W iese y Felipe Barreda y Laos, El continuo trato de Alomía Robles con la temática incaica y sus deri– vaciones mestizas, tenía que despertar en él nuevas inquietudes, que pronto se traducen en un afán creador expansivo, desde la simple canción románti– ca de tipo europeo hasta la ópera, el ballet y el poema sinfónico. Con tan vasto repertorio y cumplida su primera demostración pública en el memora– ble concierto de San Marcos, Robles emprende viaje a la República Argen- Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.12, 1956-1957
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