Fénix 12, 3-77

GUIA M USICAL DEL P ERU INTRODUCCION 5 El creciente in terés que se m anifiesta hoy dí a por el arte musical en todas sus expresion es, y la consecuente necesided de conoce r el proceso de s u desarrollo histórico, patente en la copiosa producción de manuales, dicciona– rios, enciclopedias e infinidad de libr os biográficos que enriquecen la biblio– grafía musical en forma que jamás hubiesen imaginado los propios causantes en tal abundancia, podrían ex plicar en parte el porqué de la presente GUIA, si no tuviese el autor otras razones para in tentar just ificarla. En verdad, bas– taría la honesta declaración de que el trabajo en sí m ismo i u é gratísimo, no obstante sus inocultables dificultades. Pero ha y una razón d e más alcance: el deber moral de hacer con star el m érito -muchos de cuyos ejemplos es taban condenados a un irremediable olvido- de tan tos hombres que dieron todo lo que les fu é posible para d eleite de sus coetáneos y en no pocos casos para regalo y provecho de las generaciones poste riores . Disc útese 10 que se quiera ese mérito y analícese hast a sus úItimas reconditeces el móv il egotista, de per– sonal satisfacción o material in terés, a que se debió aque lla actividad artísti– ca. No importa . El hecho d e que un pianista se esmere ante el público para ser más aplaudi do y consecuen temen te más v eces contrata do, no fué mov ido únicamente por su ansia de prov echo inmediato, pues tam bién pudo animarlo una aspiración artística pura , de la que obtuvimos placer. En final d e cu entas, siempre tendremos que agradecer a los artistas lo mucho que no s dieron a cambio de un aplauso muchas ve ces conv encional y d esproporcionado en ra– zón del enorme esfuerzo que significo provocarlo. L íricos can tores te atra1es, inocentes instrumentista s po puleres, engreídos concerti stas, sacrificados inves– tigadores, pacientes maestros, generosos enim edo res y tantos ot ros partici – pantes en el complejo mundo musical, en todos los' niveles y en todas las escalas del sab er y de las posibilidades individuales, hicieron .10 suyo, con bue- . na o mala suerte, con éxito o sin él, pero . . . [lo hicieron! De una u at t a m anera, crearon en torno a sus habilidades del momento o a sus m éritos proyectados al futuro, instantes d e tensión emotiva, lapsos de placer espiritual o de sano esparcimiento, cuando no duraderas etapas educadoras u otros humanos bene– ficios. En suma, hicieron historia. Nuestra historia musical es p obre. Está llena d e huay ni tos, de valses y zarzuelas. Pero ese mundo danzante y escénico tuvo su momento de validez, de signiiiceci án soci al y de apo geo emotivo en la colectiv idad, dejó un re– cuerdo y también un ejemplo. .. aunque muchas v eces fuese un ejemplo más digno de evitarse que de seguirse. M ás tarde, los huey tios conv iértense en suites, los valses, en ballets,. les zar zuelas, en óperas. Hasta se hab la por ahí de sinfonías y de poemas sinfónicos. Sin embargo, estas formas, ilustradas abrumadoramente por los genios de la historia, creaban en nuestro incipiente medio musical un tremendo contraste con su debilida d productiva: era inevi– tsble reconocer que las tierra s americanas, tan fecundas en otros frutos, no es- Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.12, 1956-1957

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