Fénix 12, 3-77
34 FENIX su gama, de su ritmo, giros y modulaciones que la caracterizan con marcada diver– gencia del sistema cromático europeo. .. Pero cabe afirmar que ninguno de los his– toriadores habíase ocupado de lo que es en sí nuestra música... Igual aseveración se puede hacer respecto a los cultivadores de la música en general en nuestra tierra, quienes, no obstante haber hecho estudios hasta de composición, no se dieron cuenta del sistema pentafónico ... Excepto José Castro, debió agregar; pero no sólo incurre A1viña en muy deli– berado desconocimiento de tal precedente, sino que, más aún, en el preciso e indicado momento en que pudo declarar su aprecio a la labor investigadora de Castro, al hacer desfilar en su segunda tesis los nombres de los músicos más notables de Cuzco, trata de ensillar a Castro -exclusivament e dentro de su función de pianista, sin mencionar ni por descuido la de predecesor suyo en las investigaciones y clasificaciones de la pentafonía: Hago especial mención -dice- del compañero de arte se ñor José Castro, quien, si bien no cultiva la música incaica, en cambio es el primer pedagogo del piano. Ha tenido muchísimos alumnos . .. ¡Cómo no iba a cultivar la música incaica precisamente el primero que cla– sificó su constitución melódica! La intención de la frase es, desde luego, la muy inocente de decir que Castro no ejecutaba kachwas y huaynitos, pero ... ¡también había otra intención mal disimulada! Y, desde luego, bien advertida por Castro, pues cuando éste hace la historia del descubrimiento de la pentafonía en un artículo publicado el 28 de marzo de 1910, refirién– dose al primer trabajo de Alviña dice: . .. Fruto sazonado de ese esfuerzo intensivo fué su tesis académica para optar, en noviembre de 1908, al gr ado de bachiller en la Facultad de Letras. Ya desde octubre me dió a conocer sus éxitos alcanzados ... La intención definidora de posiciones no es menos obvia en Castro, pues ya se ve que subraya "en noviembre de 1908", para luego declarar que AI– viña le había dado a conocer sus éxitos "desde octubre", con 10 que, tácita– mente, deja establecido que su trabajo premiado en setiembre no necesitó la contribución de Alviña, Todo ha sido premeditado en esta lucha por ocu– par el primer plano histórico, pues el bachiller ha hecho constar precauto.. riamente que el discurso pronunciado por Castro en el Salón Consistorial, fué alusivo a sus investigaciones. Sin embargo y no obstante que Castro no pierde oportunidad por dejar bien establecidas las fechas en defensa de su prioridad, es 10 suficientemente serio, responsable y noble como para re– conocer los auténticos méritos de Alviña: Antes que él -dice- nadie había clasificado con tal amplitud los géneros mu– sicales e instrumentos de prrmitiva usanza; y además fué también él quien vino a precisar, por primera vez [subrayado por Castro], el orden exacto - así sea simple– mente artificial- de las notas integrantes del registro pentafónico. / Esa presea le corresponde con legitimidad positiva e indiscutib le. Con esto, al enaltecer a su contendor, Castro ha tomado una posición histó– rica que honra su propia memoria. Pero, aparte las quisquillosidades del celo profesional y la exquisita "susceptibilidad fo1klórica" (*) de Alviña, ( *) La susceptibilidad de los folkloristas -y más exacerbada aún la de los m ás modes– tos coleccionistas de melodías- llega a extremos que sólo se hubieran imaginado entre los tenores de ópera. Había que ver cómo reaccionaba el difunto Alomía Robles a propósito del apropiamiento -para él dramáticamente ilícito- de "su" folklore por los d'Harcourt. Para Robles, los temas que había recogido y registrado en su archivo. ya no podían ser ni siquiera aludidos por otros coleccionistas. D ecía, invariablemen– te: "Mi huanca" . . . "Mi huayno" ... "Mi Himno al Sol" ... Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.12, 1956-1957
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx