Fénix 12, 3-77

6 FENIX taban aún en condiciones de propiciar una floración genial en los campos de la música. Pero ¿quién dijo que sólo lo genial tiene valor? Hay muchos otros méritos dignos de perennizarse en el recuerdo impreso. Y si nuestros músico s no pueden competir con los nombres ilustres de la historia, no por eIlo de– jaron de emplear su buena fe y lo mejor de su vida en procurar peréntesis de solaz y de saludable de spreocupación material. Esa es, finalmente, la mi– sión de los artistas. Y en ese sentido, todos son buenos. No im port a que mien– tras vivan se devoren los unos a los otros, ni que sus voces, tan armoniosas cuando están en. función de su destino, se vuelvan agrias y broncas en el mo– mento dramático de su desesperación autovalorativa, en esa angustiosa ur– gencia de probar su propia superioridad sobre la siempre defectuosa canfor– maci6n artístico-técnica de sus colegas. El anecdotario un iversal está plaga– do de frases-puñales de músico a músico, de pintor a pintor y hasta de poeta a poeta. El viejo Rossini hablaba ya, con su sorna habitual y probablemente mirándose al espejo, de "la cenella virtuosa'. Contradicción de una sangrienta crudeza, pero que en nada resta su positivo merito a esos hombres que están siempre persiguiendo la armonía y trabajando con e11a, aunque pocos la do– minen. .. Pero tampoco los críticos dominan la armonía. Y a veces ni la gramática. ¡Hay paralelismos trágicos! Sin embargo, los críticos siguen ac– tuando, aunque nadie crea ya en ellos. Actúan, luego ex isten. Y si existen ha– cen también historia, a su manera. Yo mismo pretendo hacerla en las páginas que siguen, sin creerme, desde luego, el más indicado. Pero ¿quién se resiste a hacer 10 suyo? En esta. GUIA he tratado de presentar nombres, obras e institucione s musicales de mi país, d e la manera más amplia posible, de todos los niveles y de todos los sec tores. Es el fruto de una actividad que represen ta más de un cuarto de siglo de sincera dedicación y que ha tenido en la prensa local y principalmente en el diario "El Comercio", su medio difusor más constan– te. Ofrezco aquÍ los retratos anecdóticos, las fichas humana s que, sin caer en las "biografías novelades" a la moda, presentan los mejores perfiles: aqueIIos dignos de perdurar en el recuerdo de quienes aman estas cosas del arte y por ende a sus creadores, mantenedores y difusores. Efigies tomadas "del natural" y por ello más minuciosas y detenidas; bocetos a base de seleccionadas des– cripciones de mano ajena, pero siempre apoyadas en la más exigente docu– mentación; apuntes de' ligero trazo, limitados por el temor de no acertar con el rasgo preciso o porque el modelo "no se preste", según la clásica excusa, he ahí 10 que ofrezco en estas páginas. En las fechas y en los repertorios he agotado mis deseos de precisión, pero. .. ¡bien sé que "de buenas intenciones está empedrado el infiernd'! En fin, si el estado norma! del hombre y su obra es la imperfección , ningún ejemplo más rotundo que el prese nte trabajo. Lo sabía antes de em prenderlo. Lo compruebo una vez hecho. Pero nunca es tarde para enmendarse y no omitiré esfuerzos para corregirlo en una segun– da y más amplia versión, aquella que intentaré con el complemento de la terminología musical, organográfica y coreográfica peruana, aún en gestación. Sin embargo, con su modestia de propósito y SU precario mérito de realización ' Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.12, 1956-1957

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