Fénix 12, 337-351

FENIX Los muchos años que ha figurado el general Cnstilla, le han acarreado multitud de enemigos que han procurado desacreditarlo; pero se puede decir con toda seguridad y probar con hechos que de cuantos Presidentes ha tenido el Perú, ha sido el mejor; esto no quiere decir que haya sido un modeb entre los Jefcs de Estado. Ha cometido gravísimos e ínjustificables errores y pudo haber hecho que el Perú fuera la primera nación de Sud-América. La hiiitori3 le hará justicia y su figura engrandeceiá mientras mayor sea la distancia en que lo veamos; entonces desaparecerán las pequefieces y debilidades del hombre. Nadie es grande para los que lo conteinplan de cerca. DR. DON BENITO LASO Nació en Arequipa entre los años 1780 a 1790; fué hijo legítimo de don José N~oEásLaao de la Vega y González y de doña Evarista González Quijana, famiha muy decente. Estudió en el Colegio Seminario, bajo la di- rección del ilusfrc y virtuaso prelado Chávez de la Rosa. Desde el Colegio tuvo gran crédito por sus talentos, esplritu exaltado y patriota. Fué al Cuzco o recibirse de abogado y con ese motivo tuvo íntima relación con los princi- pales caudillos de !a revolución de Picoaga, Angdo, Purnaca'nua y otros y fué tan pronunciada su opinión, que hubieron de fusilarlo: las muchas rela- ciones de amistad lo salvaron, pagando 1,500 pesos y siendo confinado a Puno. En esta ciudad ejerció la profesión de minero, por que la abogacía no daba nada. Se casó. Cuando llegó San Martín, estuvo en Lima, tomó parte activa en los trabajos y se presentó al ejército, obteniendo la clase de subte- niente y después la de teniente: en esta graduación, fué con e1 general Alva- rado, a la campaña de Intermedios en el año 1822, como Auditor General del Ejército. De regieso qucdó en Lima, escribiendo algunos periódicos y folle- tos, entre ellos el titulado Observacicnss que :'nfluyeron en la variación del Poder Ejecutivo en 1823. Circunstancias de familia lo obligaron a regresar al Sur, en donde permaneció, sembrando las ideas republicanas. Bolívar, Su- cre y dem& jefci patriotas lo llenaron de distinciones. En el Cuzco escribió e! muy acreditado periódico S r ~ f del Cuzco, lleno de erudición, de ideas libe- rales y de sanos principios: en materias eclesiásticas era ultra-liberal. Fue diputado en los Congresos de 1827 y 1834, llamando siempre la atención por sus ideas exaltadas que sostenía con calor. Como orador no lucía; era traba- joso para expresurse, seco en sus frases y si se quiere obsct.ro ; escribiendo era claro, su estilo muy puro, sus ideas !as expresaba con nervi.0 y sencillez y en sus escritos probaba mucha erudición y en efecto conocía mucho la histo- ria y en especial la moderna. Escrrbió e3 1834 El Pensador, y en 1835 y 36 fué el primer escritor contra Santa Cruz. Después redactó en Lima La Bolsa, El Correo; sin perjuicio de lo mucho que escribía bajo el. anónimo o folletos, mereciendo especial mención La RSpia'a Ojeada sobre los s u c m del Pe d . El doctor Laso era un hombre que en su corazón tenía el fervor y en- tusiasmo de los que vivieron en 1789 y viejo, en los momentos de agonizar, cuando se hablaba de patriotismo o asuntos que se ínteresaban con la pa- tria y libertad, parecía que lo respetaba ?a muerte y le daba todavía alguna tregua para que los jóvencs que lo oían se inspirasen. En las épocas de adversidad política vivió ejerciendo su profesión de abogado y con tanto crédito que ganaba más de mil pesos mensuales; pero su corazón gustaba de la polítíca y por ello, Ia abogacía le sirvió como auxilio en sus persecuciones. El doctof Laso era muy firme en sus opiniones, pero le faltaba el Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.12, 1956-1957

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