Fénix 12, 78-141
90 FENIX Y el pueblo colombiano será reo si en él no se alza un nuevo Macabeo, que reivindique su empañada gloria y esa página borre infamatoria. Si hay turba que el delito deifica de la guerra civil en la tormenta coronando asesinos, vendrá el rayo de Dios que purifica; porque El, en su justicia, toma cuenta también a una nación, joh granadinos! ¡No! No puede Colombia soportar en silencio el torpe crimen, que a protestar de tanta villanía Bolívar de su tumba se alzaría. La noble democracia no consiente el comprado trabuco del bandido que ella siempre ha vencido en combate leal, y frente a frente. Esta composición fué siempre grata a su autor, con cuyos ecos rendía permanente tributo de amistad al héroe desaparecido y, por eso, la reprodu- ce en la "Revista de Sud América", en 1865; en "Armonías", e1 propio año; en "Parnaso Peruano" y en "América Poética", de José Domingo Cortés, en 1871 y 1874, respectivamente, y, por Último, en "Poesías", en 1887; para apa- recer, una vez más, ya en recopilación póstuma, en "El Palma de la Juventud", que su hija Angélica publicó en 1922. La importancia de ese aporte atribuído a Arboleda en relación con el descubrimiento del paisaje y d'e1 personaje americanos, conjuga con su pre- ferencia por lo épico con dejadez de lo lírico y de lo dramático --ciñéndonos a la clásica división de los géneros ilterarios- si se acepta que, en la esencia misma de la modalidad épica, existe un predominio del elemento objetivo en el proceso creador. Y nada más ajeno, diferente y externo que el acaecer histórico y que el panorama, que actúan como elementos exógenos muy di- ferenciados y anuncian, ya en esta primera etapa, lo que vendría a ser el desarrollo de la literatura americana en todo el Siglo XIX y, más adelante, en el XX, cuando el paisaje adquiere la fuerza de un personaje telúrico, ante cuya extraordinaria gravitación pierden contornos y vigencia los seres hu- manos que a su alrededor circulan. Frente a la lírica y al drama que no sólo son inactuales sino también -en sus plagios de las fórmulas europeas- manifiestamente inespaciales e intemporales, lo épico aporta un elemento fijador en el tiempo - en su tiem- po - y en el espacio. Así resulta un estilo o, si se quiere, un subgénero que no sólo es objetivo sino auténtico. Este es el mérito de Arboleda. Antes de él, Olmedo sólo trasluce la influencia de Quintana. Felipe Pardo es anterior al romanticismo y, por su formación, es un clásico y, más aún, un clásico español, a pesar de su espíritu festivo. Segura no pasa de ser Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.12, 1956-1957
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