Fénix 12, 78-141

94 FENIX en Lima se atribuyen al General C***. Razón tenía D. Ricardo cuando afir- maba : "En nuestras hoy más o menos notables capitales de Sud América, Bu e ~ o sAires, Bogotá, Quito y Lima, se vivió esa vida y la chismo- grafia hizo, sino la historia la tradición que no es despreciable auxiliar de aquella" (13). VOCACION, CORRESPONDENCIA X POLEMICA Mantuvo Palma con los demás países de América un contacto per- manente y una honda y perdurable vinculación espiritual. Su sentido vital, tan profundamente peruano, era, al mismo tiempo, universal y por lo mismo, pero antes, dentm de una progresión concéntrica de afectos y preocupacioíles, americano. Su carrera humana nos muestra cuán íntenso era su interés por !as cosas de allende las fronteras y, si bien no alcanzó a tener un conocimiento muy extenso de otras tierras -a pesar de su temprana permanencia en el Ecuador y en Chile y de sus viajes a Europa-, en cambio si 10 tuvo de los hombres que, durante la segunda mitad del siglo XIX, poblaron esta Amé- rica nuestra. Su epistolario es la muestra más cabe1 dcl diálogo cordial que Palma sostiene de un confín al otro, con todos aquellos que rrpresentan el valor perdurable de la inteligencia. Cierto es que, en su beneficio, por el Perú de esos años pasaba el me- ridiano de América; que esa mitad decimonónica es la de Palma y, también, la de Castilla, con el ferrocarril y el primer vapor; la de Prado y el 2 de mayo; la de Balta y la de Meiggs; y que el esplendor de las "consignaciones" perrni- tió no sólo 'la riqueza falaz y la Exposición Nacional y su Paíacqs, sino el re- surgimiento de un ambiente propicio al mecenazgo en lo artístico y hospita- lario y liberal en lo político; y convirtió a Lima en punto de reunión de es- critores y poetas trashumantes, de caudillos desterrados, de políticos en es- pera de mejores horas, venidos con el anhelo de ser testigos del advenimien- to del primer gobierno civil, que el Perú aguardaba después de cincuenta años. Con acierto y con amor, Rafael Heliodoro Valle en el pórtico del se- gundo tomo del Epistolario habla del "mundo americano" del t~cdicionista. A ese mundo americano, de cuyas inquietudes estaba pendiente, logró darle un estilo y una forma de expresilón, gracias al hallazgo que le dió justo renombre. Con la fradición, Palma acertó a componer aquello cuya ausencia seña- laba en sus años de juventud: "Un himno que llama a la unión de nuestras nacionalidades". La comunidad de espíritu, engendrada por el idioma, fué una meta ---- (13) R. Palma, "Epistolario", Editorial Cultura Antártica, Lima, 3919, S. I., pp. 125, 127, 339 y 346. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.12, 1956-1957

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