Fénix 12, 78-141
DON RICARDO PALMA EN COLOMBIA 97 Un año después, la agresión española convocaba a los ejércitos de cua- tro naciones libres y la bahía del Callao era testigo de la úIti,ma de las ba- tallas de la independencia americana. Ante el ataque inminente, se ofrecie- ron voluntarios por doquier; entre ellos, los colombianos José Cornelio Bor- da y Leonardo Canal, ingeniero el primero, genera! el segundo. Aquel coope- ró activamente con los esfuerzos del General Mariano Ignacio Prado para fortificar la plaza del Ca!lao; éste, se batió como simple soldado, al igual que otros compatriotas suyos. En la tarde dqel 2 de mayo de 1866, cual bronco clarín de victoria, volaba la torre de la Merced y sus escombros servían de humeante mausoleo para los restos confundidos de José Gálvez y José Cor- nelio Borda. La impresión causada por su sacrificio se trasluce en las pági- nas de !a "Corona Fúnebre del Coronel D. José Cornelio Borda, ingeniero civil y militar, muerto gloriosamente en el combate de! Callao contra la es- cuadra españo8Iaw, en la cual se incluye una poesía de Palma que lleva como título el nombre de héroe. Otra gloria colomhIana fué, asimismo, persoriaje central de la compo- sición pcética: "A Córdova". Esta estuvo dedicada a su amigo Aníbal Galin- do, como lo fueron a otros co!ombianos ilustres algunas trradiciones y poesias: a Rafael Pombo, "Historia"; a Luis Capeiia Toledo, "Una ceremonia en Jue- ves Santo"; a Ricardo Becerra, "El Demonio de los Andes"; a José María Torres Caicedo, "Justas y Pecadores", sin olvidar !a primicia de su obra, "Flor de los Cielos" d'edicada a Arboleda. Amistad y estimación le merecieron, como ya se ha dicho, José Msiría Samper y su esposa, Soledad Acosta de Samper, con la que compartió de un personaje, origisal del Carnero de Rodriguez Freile y cuyas peripecias narru Palma en "Ir por lana y volver trasquilado", cuando ocurrieron en Lima, an- tes de escapar a Santa Fé, donde lo recoge fa galana pluma de la escritora bogotana. Doña Sol,edad, después de la permanencia en Lima, fué colabo- radora de "El Perú Ilustrado", al lado de Clorinda PuZatto de Turner, y se volvíó a encontrar con don Ricardo en España, en 1892, con motivo del cuar- tr> centenario del descubrimiento de América, cuyas fiestas y pormenores des- criben la poetisa en su "Viaje a Españá" y e! tr-adiciona!jsta ria sus "Recuer- dos de España". En esa oportunidad conoce, también, a! que rnás tar- d,e seria notable Canciller, "el simpático jurista colombiano" José María Qui- jan0 Wallis, y al crítico y diplomático Antonio Gómez Restrepo, cuya sapien- cia sólo puede ser comparada a la de Miguel Antonio Caro y Marco Fidcl Suárez. Con todos los citados, además de los vínculos de la cdtura, se halls unido por ami,gos comunes, pues era crecido el número de colombianos que había pasado por Lima y, !as más de ias veces, alternado con Palma en la misma mesa de redacción. En efecto, la vida del periodismo, en la qu,e se inícia niño aún, le puso en contacto -además de los muchos casos mencio- nados- con Justiniano de Zubiría, en "La Campana"; con Simón Martínez Izquierdo y Jo.aquín Suárez Lacroix, los galanos integrantes de "Los Bohe- mios de 1886" que describe Manuel Moncloa y Covarrubias; y con Ricardo Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.12, 1956-1957
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