Fénix 12, 78-141

98 FENIX Becerra, colaborador de "La Patria", diario fundado y dirigido por José Ca- simiro Uiloa, y de "El Correo del Perú". Este escritor, "su tocayo, el de en- frente", como reza una de las dedicatorias, es uno de los que mantiene su amistad con Pa!ma por encima de las vicisitudes y de las diferencias de otro orden: Había salido en defensa del peruano cuando "El Estandarte Católico", de Santiago, le acusó de plagio y, cuatro años antes, había corrido con el pró- logo de la segunda serie de las Tradiciones, publicada en Lima en 1874; y aún cuando la guerra del Pacífico separó al uno del otro por la posición asu- mida por Becerra -ya distanciado por su intervención en la polémica sobre Monteagudo y Sanchez Carrión- la amistad volvió a anudarse a raíz de una carta que respira cariño y sinceridad: ". . . . envío a Ud. un cordia!ísimo abra- zo que espero me corresponda a vuelta de correo con la magnífica frase "de- cíamos ayer" de su hermano de letras Fray Luis de León. Muchas han sido las flaquezas y si Ud. quiere los pecados del corresponsal más no del ami- go.. ." Con la respuesta de Palma, como no podía dejar de suceder, se rea- nudó el diá!ogo. No era hombre de sentimientos mezquinos y su patriotis- mo no se manchó jamás de xenofobia (18). En cuanto a la polémica que desató la publicación del ensayo "Mon- teagudo y Sánchez Carrión" y cuya repercusión bibliográfica está exhaustiva- mente tratada por Guiliermo Feliú Cruz en el segundo tomo de "En torno de Ricardo Pa!rnaW,fácil es comprobar que el inflamado diálogo fué sostem- do, príncipalmente, por escritores colombianos, de un lado, y por el autor del incendio, del otro. Entre los primeros, avivó grandemente e! fuego, don To- más Cipriano de Mosquera, el Gran General, con un folleto publicado poco antes de morir. Le siguieron don Simón B. O'Leary y Ricardo Beceria, des- de las páginas del "Repertorio Colombiano" y de "Los Tiempos", de Santia- go, respectivamente; y don Juan B. Pérez y Soto se encargó de compilar "to- do lo que se ha escrito Últimamente sobre la memoria del Gran Libertador" en una obra impiesa en Lima y titulada "Defensa de Bolívar". Pero el ca- lor de la discusión no paró hasta que la cosa no echó humo, cama resulta del siguiente párrafo de una carta de don Ricardo: "Yo bien sé -y por experiencia propia- lo peligroso que es tocar a los contemporáneos. Un trabajillo mío sobre Bolívar y Monteagu- do (que habrá usted leído acaso al final de mi libro Tradiciones) provocó una polémica casi continental, polémica en la que a mi mo- desta personalidad no le dejaron hueso sano. Llegó la exaltación hasta la indignidad de quemar sobre el proscenio de un teatro de Co- lombia un monigote de madera y trapo, bautizado con el nombre de Ricardo Palma. En efigie he pasado por un auto de fe tan te- rrib!e coma !os que tan magistralmente describe Ud. en dos de sus novelas . . . " (19). Asunto tan candente no podía perder su actualidad muy de inmediato, y entre los rescoldos que dejó está el folleto de Simón Chaux, rotulado "Bo- (18) Ibid., T . II., p. 307. ( 1 9 ) Zbid., T . 1, p . 122. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.12, 1956-1957

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