Fénix 12, 78-141

DON RICARDO PALMA EN COLOMBIA 103 I) Según Castellanos, ocurre hasta un parlamento cuando Lope adopta sii criminal determinación: . . ."No duda que su vida se concluya Pero con muerte de una hija suya. gOh bestia de las bestias más nocivas! i Severísimo rigor de pestilencia! Dime, que furia tan cruel te priva de todo cuanto puede ser clemencia? Qué pierdes en dejar tu hija viva? Qué ganas en usar d r esa demencia? Al fin se le llegó con gesto fiero, Diciendo: Muere tú, pues que yo muero. La moza Ie responde: Padre mío, Mejor nueva pensé que se me diera; Qué mal, qué sinrazón, qué desvaxío He cometido yo para que muera? Mejor !o haga Dios, y en El confío Que no moriré yo desta manera: Este pago me dais, este marido por lo mucho que siempre os he servido? Cristianas gentes son entre quien quedo, Y a quien no daré causa de discordia: Mostrar con mujer flaca tal denuedo No es animosidad sino vecordia: Desdichada de mí, pues que no puedo En mi padre hallar misericordia! No más, señor, tened vuestra derecha! Responde : Nada, hija, te aprovecha. Pasa por donde pasan los mortales, Dese fin a la gente pecadora, Acábense los malos con sus males, Mi día Ilegó; llegue tu hora: No quiero que te digan los !eales La hija del traidor o la traidora. Y para colmo de sus malos hechos Dióle de puñaladas en los pechos". Si "Los Marañones" hubiera llegado z ser lo que el autor se propuso, habría constituído una obra en cierta forma paralela al Gonzalo ya que entre una y otra habrían incorporado a la literatura a los dos grandes rebeldes de América, Alvaro de Oyón y Lope de Aguirre, y la re!ación de la vida de este último habría sido, al mismo tiempo, un capítulo común a la historia de Co- lombia y del Perú. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.12, 1956-1957

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