Fénix 12, 78-141

DON RICARDO PALMA EN COLOMEIA 135 Entonces resonó una carcajada eti el fondo de la camara y al lado del capitan se presentó una figura de mujer, descarnada, vcstida de negro y con las marcas de una fretié- tica locura en su rostro. Se conocia que E U . ~ era jóven; pero ;las hondas huellas del pesar habian de tal modo surcado su rostro! La fiebre habia mcrchitado sus facciones! -Leona! .. . . balbuceó el pirata. -Este es el dia ¿e la verganza, Jacobo. -Es cierto porque vas á morir.. La loca contestó con una nueva carcajada. -¿Hablas de morir, Jarobo? Tienes razon porclili: estas cnvcnenado. -Envenenado! repitió el pirate alargando la mano para tocar la cuerda de una campanilla. -Es iníttil que llames. Nadie t e oiria; porque ya no eres el ca~itari. El brulote que rriandaste arrojar so- bre el [17] Callao ha revcnt.ido eii las playas de Bocanegra. -Infierno! Y la loca comp!üciendose eri los rorxentos d e su antizuo arnaiitz, continuó. -Tus conpañoros se han insurreccio:;ado: los buques han !evl,'o anclas y aqui estamos solos tu, y yo y esa i~lfelizque pretendios deshonrar como á mi. -Leona. . . . i12iedad.. . . ! -No.. . . iEstoy i ~ c a . . . . ¡NO lograrás conmoverme. La venganza de una vene- ciana es terrible. --Leona. . . . ! Y Jacobo L'W~remite,el pirata que esparcia el terror en el Pacifico cayó lanzando un:: espantosa m3l.i-ición. La loca 13 contsrnpló un inshnte ei! silencio; luego inclinándose sobre el cadáver. -Ectoy vengada.. . . ! murmuró y utia escotilla de la fúsebre csmara, dió paso á su cuerpo que cayó al mzr para ser juguete de las olas CONCLUSION Después de ayi!el!a noclie, al alzarse el rojo sol tle su lecho de espuma y esmeralda, los habitantes del Callao i:ota:.on con placer que la escuadra filibustera que amagaba sus hogares se alejaba desplegando en el horizonte sus Eiancas velas, como una pariada de cisnes que estienden si15 110vadas alas en el espacio. Ili? pronto se notó sobre las olas un objeto que era impelido por ellas hacia tierra. Era el j181 caclaver de una mujer, eran los inanimados restos de Leona. De los once buques piratas solo uno estaba fondeado en el cabezo de la isla. Tres bergantines españoles y algunas embarcacioties pequeñas se dirijierori á el; pero ni. obser- vando la mas leve señal de resistencia se resolvieroii á abordarlo. Lida, único ser viviente que encontraron, volvió á los brazos de su esposo. Desde este ciia, !a felicidad huyó de este matri.monio poco antes ts~i dichoso. La desconfianza heria ei ánimo de Abigail, y Lida, obs-rva~doel poco cariño con que la tra- taba su esposo, prefirió encerrarse en un claustro. Melancolica azucena cuya savia era la abnegaciór?! Juvelitud, plzccres, todo lo sacrificó por volver la calma al ccrazon del hombre que amaba. Si alguno de mis lectores se dirije hoy 5 !a parte S. de la isla de San Lorenzo y se fija en una de las muchas lápidas cie m8.jera colocadas al pie de las rocas, podrá leer mas que con ojos con ma.nos ia sig:lientr iiiscripción. JACOBO L'HEREMITE pirata holandes. 1624. [19] AMERICA Y dijo Dios á la iriocente América, Niña que arrulla cristalino el mar: Del ancho mundo en la estension esférica No existe ;virgen! para tí rival. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.12, 1956-1957

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