Fénix 12, 78-141

140 FENIX Hacia un año que estaba en Lima y su fortuna en amores daba bastante que hablar en las tertulias. Por el pronto era el amante de una actriz y es f h r i i de concebirse cuaí~ crecido seria el número de envidiosos rivales que lo miraban de rcojc. ?Cuales eran sus antecedentes? ¿Cuál su patria? Sobre este particular tan adelantado está quien escribe estas Iíile-s como los rivaies que se interesaban en averiguar la vida del prójimo, crÓ:licn tlivertidisiina y siempre lleii:~ de atractivos. Unos lo suponian italiano ó francés, otros griego, lo:; mas maui-itano y rio poccs andaluz. De su historia se sabia tan só:o que habia llegado al Perú con una fortuna de 10,000 duros, la que le proporcionaba medios para vivir con holgura. Por lo demás sil existencia e r l un misterio para todos, iacluso para nosotros que cn nuestra calidad de narradores nada debiamos ignorar. Sentado á los piés de la actriz le decii: -Cuando te vco aplaudida con entusiarmo por el pueblo grande es mi dicha, Msría. grandes mis celos tembien. Porque yo t e amo. yo pobre estranpiiro qiie solo puedo e:> ofrenda á tu hermosura darte mi corazon. No puedo mirer con [ l i ] 3:ing:c fria esa trirb.: de amantes aduladores que te obsequian y que ansian deslumbrarle con sus riquezas; mas dime ¿no es verda6 que soy un insensato en dudar de tí? zro es cierto que tu corazon es solo mio? -¿Por qué desconfiar, Mauro? ¿Quieres que abandone el teatro y me retire del bu- llicio á buscar solo goces en tu cariño? Habla y te obetteceré. -No, María: tus triunfos tambien me embriagan y me porecs q l e el =undo ni* envidia t u amor. -Ah! Mauro! Ahcrn te manifiestas confiado; pero mañana volverá á tener celos y tus celos me martirizan. -No temas; t e juro que no volveré a recelar de tí. Y estampó un beso en la mano que su querida le abandonaba. El consueta se presentó en la puerta del cuarto. -Señorita! Estad preparada. -Mauro hasta luego. -Voy á gozar de tus victorias, María. -iLisonjero! Y Mauro salió á buscar un asiento en la plate,a. CAPITULO I V CELOS Hay un sentimiento que es imposible n'omi. 1121 nar por ;o fuerza del raciocinio. Los celos. E l corazon desccnfia; aunque la cabeza cos diga que no debemos dudar. Cuanto rnas enamorados estamos; cuanto mas pruebas de amor recibirnos, tanto mas sospechamos del objeto amado. Arcano es del alma que en vano intentariamos sondear! Mauro acababa de jurar R María que ya no tendrin ceios. iGuati presto iba á ser perjuro! Atravesaba el corredor para dirijirse al patio, cuando á sri lado oyó una voz qun decia: -Yo te .aseguro que la Perla recibirá esta noche mi carta, y q . 2 mañana 1x0 faltará á la cita que le doy en la Alameda. Mauro procuró conocer al que asi hablaba; pero al instante se perdió en un pasadizo. Luchando con los celos estuvo durante la comedia y tanta era su distracción, que para el pasó desapercibido el triunfo que se tributaba 6 su querida. Por aquellos dias la mas esplendida ovacion que podia darse á una actriz, era es- maltar la escena con onzas de oro arrojadas desde la luneta. El pueblo tenia entonces una manera especial de comprender e1 arte y al artista. Los ramilletes y las coronas son de reciente introduccion en Lima. Concluida la representacion de la obra Mauro se retiró a su casa. Quien ha sentido alguna vez el aguijon de F131 los celos, podrá ccmprender cuan te- rrible noche de insomnio pasaria el desgraciado. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Maria habia recibido un billete con estas pocas palabras: "Si amais vuestra felicidad; si amais como la vuestra la vida de Mauro, no dejeis de ir mañana á las ocho á la Alameda de los Descalzos donde una persona que vela por vos os proporcionará los medios de evitar una catástrofe. Os recomieildo el secreto. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.12, 1956-1957

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