Fénix 13, 192-251

trario -lo que es frecuente- elude estas necesarias noticias para el lector y, con designio decorativo o alarde literario, escoge ixna palabra o frase figurada, en suma, denomina la publicación con titulo mendoso o en forma que no expone una idea completa de su contexto o asunto tratado. Por ejemplo, los siguientes títulos son suficientemerite infor- mativos : Anatomía descriptiva. El arte en Italia. Curso de economía política. Física. Manual de filosofía. Muchas veces, cn cambio, el autor -especialmente el literato- elude informar acerca de la realidad temática de su obra, o porque ésta constituye una creación puramente literaria, o porque el autor elige deliberadamente una palabra o frase figurada, como en los títulos que siguen : Ariel. En busca del tiempo perdido. Capricho. Platero y yo. Ulises. En otros casos, en fin, los autores o editores titulan sus publi- caciones de tal modo que suministran una información incompleta y difícilmente inteligible del asunto, como, por cjernplo: España invertebrada. [¿historia, política?] Mi lucha. [¿qué lucha?, ¿dónde?, ¿cuándo?] Ciertamente que existen títulos de tal manera faniosos por la autoridad de sus autores y, a la vez, con una teintltica de muy difícil definición o explicación que, desde luego, no pueden ni deben ser ano- tados. Tal sucede con los siguientes: Platón. Diálogos. La República. Aristóteles. Física. La política. Santo Tomás de Aquino. Suma Teológica. San Agustín. La ciudad de Dio<. Confesiones. Francis Bacon. De dignitate et auginentis scientiarum. Renée Descartes. Discours de la ~riéthode. Thomas Hobbes. Leviathan. Rencdictits Spinoza. Tratado teológico-político. Cottfried W. Leibnitr. Motladología. Immanuel Kanl. Crítica de la razón pura. Friedrich Nietzsclie. Así hablaba Zaratustra. Etc. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.13, 1963

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