Fénix 14, 110-117
No sería posible, describir tales hechos, sin habedos visto. Parece, asimis- mo, que hubiese vivido mucho tiempo en el país. El Libro 11, hace la relación de los viajes de Pizarro desde la Isla de Puná hasta el Cuzco, de los episodios de Cajamarca, de la lucha contra Rumi- ñahui y de la llegada de Alvarado al Perú. El Libro 111 narra las dificultades encontradas por Alvarado, su viaje hacia Quito durante el cual murieron muchos soldados, así como la esposa y la hija de uno de estos que le habían acompañado imprudentemente. Atribuye n Filipillo el asesinato de Atabaliba. Resultando victoriozo Benalcazar en Quito, sigue Estete hacia Trujillo buscando a Quisquis. El conflicto de Almagro y Pizarro por la posesión del Cuzco, el triste destino del primero; la expediciór, de Gonzalo Pizarro y de Orellana y, finalmente, el asesinato de Francisco Pizarra('), completan este libro. La comparación que establece el cronista entre Pizarro y Almagro, por una parte y Cesar y Pompeus por otra parte, es muy acertada. El libro 111 termina con la narración de la batalla de Chupas y la derrota de Diego de Almagro. Apollonius dedica el libro IV a las represiones ejercidas por el muy poco simpático Virrey Blasco Nuñez de Vela, y las circunstancias que con- ducen a Gonzalo Pizarro a ser considerado rey del Perú. Pero los vicios es- candalosos de éste y su orgullosa crueldad arruinan lo que hubiese sido po- sible. De todos los retratos de los conquistadores, el más fiel e implacable es el monstruosa retrato de Carvajal. "Varbn ciertamente belicoso sobre toda creencia y animoso sobre las fuer- "zas de la naturaleza humana, habia alcanzado a 80 de edad. No obstante su "edad, rara vejez, no había vencido o debilitado por entorpecimiento al vigor "juvenil de su tosco cuerpo ni a la fuerza floreciente de su ingenio robusto. "De estatura mediocre, pero tal que la actividad empresase de su cuerpo "valido y nervudo, en su continente musculoso, cuando cansado,, el piso o un "asiento servía como cama, bajando algo la cabeza en su antebrazo y siempre "realizaba de esta manera durmiendo mamentos de sueño más breves que la "noche. "Pero el contacto cotidiano de todos los crímenes había embrutecido en "todo, el desconcierto ocasionado por el contacto trivial con los soldados, s "sus dotes corporales tan laudables, pero corrompidos por los más horribles "vicios de este temperamento licencioso. "En verdad, tanto cuanto parecía su cuerpo muy señalado, alentado y "resistente, tanto cuanto era en su alma violento, borrachoso y cruel desme- "suradamente, faltando de cualquiera misericordia y ordenando muchas veces "que fuese arrebatado y acarreado a muerte, para satisfacciones a propósito "de causas nulas o débiles, de tal modo, par último, que el crepúsculo ven- ( 1) ". .. ut Piaarrus, viribus exhaustus et spiritu anhelus, vix gladium palpitante prae fatigatione dextra regere amplius posset: ita humi ruentem, et miserabili voce frusha suprcmae exomoiogeseos copiam inchnantem, juguío perfosso, obruemnt, plaeraque etiam vulnera feritate trunco iam corpori adiecenint.. ." Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.14, 1964
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