Fénix 14, 147-249
LOS ESTUDIOS DE CHAVIN 165 Las observaciones sobre los restos arquitectónicos no pasan de ser sim- pies, vagas e indirectas alusiones; en cambio, la referencia al famoso puente Iítico, que existi6 hasta 1945 en que lo arrasó un aluvión, a más de ser una primera aiusión, va acompañada de algunos detalles interesante^^^. Se nos dice que este sólido puente estaba constituído de una sola piedra larga, sa- cada de los muchos monolitos labraclcs que componían las ruinas. Pero aun este dato, que aparentemente resulta original, puede haber si- do extracto de un informe ajeno. Y es que, además que esta referencia debe considerarse, como la primera alusión a1 puente de C l ~ a v í n ~ ~ sirve, también, para establecer que el autor de la "Descripción del Perú" no conociii per- sonalmente las ruinas de Chavín. En efecto, se dice errndamente que aquel curioso puente estaba constituido de "una" piedra, cuando en la realidad la componían tres grandes lajas puestas sobre el río44. Este y los otros indi- cios, inclinan a suponer que la referencia toda fue tomada de segunda mano, y que su autor no estuvo jamás en Chavín. La obra de Bauzá recuerda muy de cerca a la de Cosme Eueno, un contemporheo suyo, que compuso una geografía estadistica del Perú a base también de recopilaciones centralizadas. Los datos referentes a los subterráneos de Chavín y a un s~~pue s t o ú- nel, del que se dice ofrece la "particularidad de que su Ebrica se extiende por debajo del río hasta la otra bandau4", tampoco son nuevos, puesto que -como se ha visto ya- son registrados por autores de los siglos XVI y XVII. Con todo, ofrecen una prueba de la persistencia de la tradición oral a traves de muchas generaciones. T E R C E R A P A R T E (Siglo XIX) MARIANO EDUARDO DE RIVERQ Y USTAR1Z:K El célebre sabio arequipeño, don Mariano Eduardo de Rivero, es el pri- mer peruano que se interesó y ocupó de las ruinas de Chavín. Por las medidas y experiencias personales que de estos monumentos nos 42 Se nos asegura, por ejemplo, que su longitud alcanzaba "ocho varas castellanas". 43 Gridilla cita que Juan y Ulloa lo mmcionan antes. No hemos podido compro- barlo (Gridilla, 1937, p . 272). 44 También podría interpretarse de otro modo, es decir; que dentro de las demás piedr,as (silenciadas conscientemente), "sólo una de ellas" (o mejor "entre" ellas), era la que tenía dicha medida. 45 Haenke, 1901, p . 203. * Este capítulo se complementa con el siguiente, dedicado a Tschudi. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.14, 1964
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