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184 FENIX jetos arqueológicos y vendiera su colección al extranjero; un tal Krueger, que era el intermediario en la transacción llegó a abonarle por ella 2,000 libras esterlinasE4. Por la época en que sus especímenes eran exhibidos en Pa- rís, Macedo publicaba un catálogo de los objetos de su colección, en el que registró, ordenadamente, acompañándola de interesantes pero escuetas referen- cias y descripciones toda la existencia de su valiosa colección 12". El negocio parece que fue de su agrado, p ~ ~ c s volvi6 a coleccionar posteriormente una nueva serie. Aparte del catálogo analítico de las antigüedades peruanas que le habían pertenecido, el Dr. Macedo no publicó ningún escrito que contribuyera, de alguna manera, a los estudios arqueológicos del país. Sin embargo, que Ma- cedo no fue un simple coleccionista y comerciante, y que tuvo cierto interés por el estudio de sus especímenes, se deduce de su Catálogo y, especialmente, de una interesante carta dirigida por el médico peruano, en 1878, al Dr. Albin Kohn, de la Universidad de Berlín 12G. Los conceptos vertidos en ella nos muestra la inquietud de Macedo por desentrañar la historia de los objetos que con tanta amor había reunido. Entre otras importantes apreciaciones, encon- tramos aquella en que Macedo afirma que de su colección, la "Sección Re- cuay" era la más rica (160 especies sobre un total de mil objetos) y que esta tenía "un sello especial" sobre el resto de la colección de diferentes proceden- cias. Luego agrega, que los objetos que la comprendían eran hechos de "arcilla blanca, de un grano muy fino y el todo de gran ligereza". Más adelante, Ma- cedo afirma, siempre refiriéndose a los especímenes de Recuay, que era "tan marcada esta sección que viendo una cara o un huaco de Recuay, no puede confundirse con huacos de otra procedencia"; "lo que a mi modo de ver prueba que existió en Recuay una civilización enteramente aislada del resto que do- minó el imperio de los Incas" l". Macedo se sitúa como el primero que se interesa en hacer seriaciones e independizar estilos. Nadie antes de él carac- terizó y aisló la cerámica Recuay, que en realidad proviene del Callejón de Huaylas. Si bien estos conceptos salvan al Dr. Macedo de ser un simple coleccio- nista, no son, por otro lado, suficientes para calificar!^ de serio investigador de nuestro pasado prehispánico. Es sólo un poco más que un anticuario interesa- do en comerciar reliquias arqueológicas. LA CERAMICA PROCEDENTE DE CHAVIN DE HUANTAR EN EL "CATALOGO" DEL DR . MACEDO .- En uno de los párrafos anteriores hemos mencionado que Macedo publi- 124 Paz Soldán, C . E . , 1945, pp. 18-19. 125 Macedo, 1881. 126 Paz Soldán, C.E. 1945; pp. 112-17. 127 Paz Soldán, C . E . 1945; p . 113 Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.14, 1964

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