Fénix 14, 147-249
LOS ESTUDIOS DE CHAVIN 151 entre el autor y su investigación sobre Chavín, dejando en casos intermedios, a que las anotaciones marginales suplieran nuestras escuetas referencias. La ordenación cronológica por autores y la agrupación de los mismos en determinadas etapas de tiempo, nos ha permitido entrever los momentos de apogeo y los de poca preocupación en los estudios sobre Chavín: Contadas son las referencias cincocentistas sobre las ruinas en menci6n; en el siglo XVII sólo tropezamos con las noticias de Vázquez de Espinosa; después, se obser- va olvido y gran desprecupación por espacio de más de dos centurias, inte- rrumpidas tan sólo por algunas vagas observaciones sobre las ruinas cmsig- nadas en la obra de Haenke (Bauzá), que fue recopilada a fines del siglo XVIII. Es sólo hasta poco después de las guerras de la emancipación suda- mericana -a partir de las exploraciones de nuestro compatriota Mariano Eduardo de Rivcro-, que se despierta, y progresa rápidamente, un gran in- terés por conocer los secretos de los misteriosos y monumentales escombros de Chavín de Huantar. Durante ese siglo desfilan por Chavín numerosos viajeros y exploradores, que cvmienzan a estudiar las ruinas con criterio científico. Sobresalen en esta época, entre otras, las observaciones tomadas hacia 1860 por el gran naturalista italiano Raimondi. Pocos años después, Middendorf descubría, gracias a sus extensos viajes de estudio, la propaga- ción de la cultura Chavín a la costa septentrional del Perú y a ciertas regio- nes norandinas. Es esta la época de mayor apogeo que experimentaron los estudios sobre Chavín, en el lapso comprendido entre el siglo XVI y 1919. Pero las importantes deducciones de Middendorf, que introducían, por pri- mera vez, el concepto de una cultura Chavín, cayeron pronto en el olvido o fueron ignoradas del todo. No obstante -principalmente a fines del siglo pasado y a principios del presente-, se hace notorio una preocupación desme- dida por relacionar las ruinas y los grabados de sus piedras con expresiones de civilizaciones de otros continentes, con la esperanza de que las supuestas analogías sirvieran de nuevas pruebas en favor de las conclusiones exóticas de los Patrón, Polo, C~sneros y otros más, que señalaban procedencia aria, indostana, egipcia, asiria, etc. a las razas y culturas americanas; teorías éstas, basadas principalmente en el terreno pseudo-científico de conclusiones obte- nidas por medio de comparaciones lingüísticas interpretadas de la manera más arbitraria. Esta etapa de repeticiones y comparaciones insustanciales, presente a fines del siglo XIX fue -salvo contados y laudables esfuerzos aislados- de decadencia en lo que toca a los estudios sobre Chavín. Perduró hasta el advenimiento del Dr. Tello, quien habrá de dar un nuevo e insos- pechado empuje a los estudios sobre Chavln, a partir ya de sus primeras investigaciones, emprendidas en 1919. Pero no sólo los altos y bajos en el ínteres y las indagaciones sobre Cha- vín, permiten establecerse a través del criterio estrictamente cronológico adoptado en nuestro estudio. También éste ayuda a señalar a los verdaderos precursores y descubridores de ciertas teorías fundamentales; así como nos indica a los que sólo son continuadores, a los que difunden ideas concebidas Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.14, 1964
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