Fénix 14, 3-95
GUIA MUSICAL DEL PERU 5 parecer que no convenía molestar á los niños, como él decía, por estos accidentes. "En la reducción de los Xeveros, introdujo el P. Francisco Xavier Zefiris, un coro de clarines, cornetines y flautas, y enseñó á 12 mucha- chos escogidos y de buenas voces, á cantar la Misa á dos coros, y repar- tiendo los instrumentos por uno y otro, logró que se estableciese una Misa cantada, aplaudida y celebrada de cuantos la oían, por no esperada y por el singular acompañamiento y nueva armonía, pero solemne y devota y agradable. La aplicacion y genio curioso de este misionero, logró tam- bién extender por toda la misión, una obra devota y llena de afectos de piedad, que compuso en diversos metros en lengua del inga. La obra era singular en su idea, cabal en su línea y de LUI estilo natural y expresivo. En varios metros acomodados á la materia, explicaba la confesión con sus partes, la disposición para comulgar, los afectos para la acción de gracias; en otras poesías declaraba los novisimos, muerte, juicio, infierno y gloria. Eran sobremanera devotas las del Santísimo Sacramento, las de la Pasión del Señor, las de la devoción a María Santísima y las de las penas del purgatorio. De esta manera con la dulzura del metro, y con la armonía del canto, se aprendían insensiblemente las verdades esenciales de nuestra santa fé y se promovían las devociones más propias de ella. En el pueblo de los Xeveros, se cantaban todas en sus diversos tonos, a1 cabo de una semana, proporcionando los instrumentos y distribuyéndolas por los días de la semana. En el domingo, se cantaban las poesías de la gloria; lunes, las del purgatorio; martes y miércoles, las de los novísi- mos; jueves, las del Sacramento; viernes, las de Ia Pasión y el. sábado, las de la Virgen Santísima. "Parecióle al superior de las misiones, que lo eran entonces el P. Carlos Erentano, trasladar al P. Zefiris a la reducción de San Regis para que introdujese en los Yameos el uso de la música y del canto que había introducido en los Xeveros. Logróse el fin que se pretendía, porque lle- vando el padre consigo cuatro indiecitos de los suyos, dos tañidores y dos cantores enseñó con ellos á los Yameitos de San Regis, los cuales en- traron prontamente en el manejo de los instrumentos y aún con mayor facilidad en el canto, á que tiene singular disposición la juventud de esta nación cuyas voces son generalmente buenas y algunas de metal muy sobresaliente. Ideaba ya el mismo P. Zafiris comunicar á otros del mis- mo beneficio, y el superior le animaba á la ejecución, cuando al año y medio los dos que fueron mandados salir á la provincia, el superior para secretario del provincial y el P. Zefiris para rector y maestro de novicios. El nuevo superior de la misión no entendía de estos establecimientos de música que tenia por excusada, y el misionero que sucedió en San Regis, recientemente llegado de Quito, de natural timido y de genio abstraído de las gentes, se negó á la comunicación franca con los indios y no pensó más que en atender á las precisas y substanciales distribuciones de su ministerio. Sin embargo de esto, volvieron otros sucesores á tomar con Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.14, 1964
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