Fénix 14, 3-95

GULA MUSICAL DEL PERU 43 diciembre de 1900, por la compañia Lambardi. Era el primer intento de un músico peruano (el italiano Carlos Enrique Pasta lo había precedido en veintitres años con su Ópera At ahudpa - tenla que el propio Valle-Ries- tra trataría más tarde), la primera aventura de incorporar a la escena lírica los motivos folklóricos indígenas. Pero la obra no alcanzó en su es- treno el éxito apetecido. "El siglo XIX - decía un articulista limeño - se ha cerrado en el Perú con llave de oro. Por primera vez entre nosotros se representó hace pocos días la ópera nacional Ollanta. Fué un atrevimiento del artista ofrecer al público de Lima el resultado de mil privaciones y sa- crificios, de luchas infinitas, de lágrin~as ilenciosas. Fué una audacia por- que su ópera fué ejecutada en un desierto. . . " (Carlos Jiménez, en "El Comercio", 9 de enero de 1901). Revisada y transformada la partitura y sustituida parte de su libreto, de Federico Blume, con una nueva enco- mendada al poeta Luis Fernán Cisneros, OUanta volvió a la escena veinte años después, el 22 de setiembre de 1920, por la compañía Bracale y bajo la dirección de Alfredo Padovan~.Fueron sus intérpretes principales la soprano mexicana María Luisa Escobar, la contralto Martha Klingsor, el tenor Pasquini FaDri y el afamado barítono Ricardo Stracciari. Entonces el éxito fué completo y sensacional. La utilizacion de la temática pentá- fona incaica y sus derivaciones mestizadas, ennoblecidas con cl arte del fino orquestador que era Valle-Riestra, y la aplicación de giros propios, inspirados en esa gama, a un texto cargado de leyenda, de tradición he- róica, de amores y sacrificios, en un espectáculo de imponente suntuosidad escenográfica, tenían que traducirse en las férvidas manifestaciones de la sociedad limeña, que al fin cumplía con reconocer los méritos de su mú- sico mayor, cristalizándose así el más legítimo triunfo de su vida de ar- tista. Ollanta se repitió numerosas veces, con éxito indeclinable. El año de 1900 no había sido, sin embargo, del todo negativo para el mú- sico limeño, pues antes del lamentable fracaso de Ollanfa, había obtenido un éxito, si bien de menor cuantía, no por ello huérfano de halago: el del estreno de la zarzuela El Comisario del Sexto, sobre un libreto de Federico Blume, el celebrado Balduque. Fué el lunes 3 de setiembre, y al d?a si- guiente el crítico de "El Comercio" afirmaba que la obrita estaba "escrita con gracia verdaderamente criolla, y sus escenas se desarrollaron en un ambiente saturado de color local . . ." ". . . el estreno de anoche ha alcan- zado un éxito completo, y así lo manifestó el público desde que escuchó la hermosa introducción de la obra, prodigando al artista Valle-Riestra una merecida ovación". Sin embargo, el estreno, que debió efectuarse el sábado lo, se vió amagado por un hecho entre dramático y pintoresco, del que se ocupó el diario decano bajo el sensacional epígrafe de "Pasión de artista - Los balazos de anoche". . . Los hechos fueron que la actriz española Magdalena Sánchez, que debía actuar como protagonista de la obra, hubo de ocultarse, perseguida a balazos por su celoso ex-amante, el bajo cómico Eduardo Reig. Y la función se postergó hasta el lunes, sustituída la Sán- Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.14, 1964

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