Fénix 15, 119-126
en el sentido de qsc algulen tome ~ u e s t r ohbro y lo publique sin permrso. Los unicos libros que si van al rcgistro de la propiedad intelectual, son las obras de texúo, qzi- se inscriben prccisc?mente con una finalidad comercial y se pu- blican, en la mayoría de los casos, m por el autor, sino por editores que ad- auieien la propiedad intelectual de1 libro para lucrar después con sus edicio- nes. Otro maber.af qr?e tarnbi&nse lleva corrientemente al registro de la pro- piedad intelec:ual, scn las piezas de rniisica, para evitar reproducciones clan- destinas de las mismas. En algunos cüsis, corno ocurre en Cuba, el registro de la propiedad in- telectuaf. cstn unido al dcpOsiro de impresos. En nuestro caso dos ejemplares adicionales, t:encn como destino la Biblioteca Nacional y la Biblioteca GE- nerii de 13 Unive~s~düde La Xübana. Desde el punto de vista de la infor- maciGn biblxogr5f;ca nad l agrega a lo que hemos dicho anteriormente de es- te dcp&ito, pues el mismo S:, rcdace a los libros que se acogen al beneficio de la propiedad intelectual. EIace cifios lanznmos :a idea de establecer un deposito especial que de- bia cfechar cl Imsrcscr, para acumular al menos en un centro bibliogriifico, "ida la produccicn impresa dcl pais. IIE) Ed2or i~i es 37 librerías. Lac, ediíorisles y librerias de la América Latina ofrecen a la venta, ademas de algunas novedades extranjeras, los li- bros de texto y una perte reducida de la producción nccional de libros y fo- Xlei'os. La razrjn por 13 cual los libros nacionales no van en su totalidad, o al meraos, en número sprrciable a las librerías, radica en la índole de muchas ediciones privadas y en Ia poca fe del mercado para los libros. Fuera de Ar- ge~~ l i na , Chik, Méí-ico y Brasil, el resto de los países 1atinoa:nericanos ca- recen por 10 general de editores. Fuera de los libros de texto, los demás libros y folletos son ímy-csos directamente por sus autores, los que en la mayoría de los casos, no les IIcvan a las librerías, para distribuirlos personalmente entre sus amistades y colegas. Er. algunos casos la venta se hace directamente, casi r;empre cuando la edición corre por cuenta de una entidad, que estima opor- tuno vender al pdhhco sus impresos. Como corsecucncia de todo ello, las editoriales y librerías de cada uno dc ncestros países dc la América Latina, representan una fuente importante de investigación; peio no una solución completa, para obtener el material ne- cesario a las bibiiografías nacionales. BV] Los autores. Por lo dicho anteriormente, el bibliógrafo no puede prescindir del autor de los libros, para obtener el material necesario en l a compilaci6ii de 12s bib1;ografías nacionales. Hay que saber dónde está el au- tor, para encontrar sus impresos y darlos a conocer a los que puedan intere- sarle. En este sentido !os directorios, guks sociales y repertorios especiales, pueden ser muy valiosos, sobre todo si nos ofrecen las direcciones de los au- t o ~ ? de libros y iollctos que necesitarnos localizar para nuestras bibliografías. Ya hemos dicho antcriorinente que la carencia de editoriales en la mayoria de nuestrss paisrs latinoamericanos, obliga al autor a editar sus pro- pias obras. Agrcgucrncs ahora que esa carencia de editoriales es consecuencia Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.15, 1965
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