Fénix 15, 127-170
LA INDUSTRIA EDITORIAL 151 En Comayagua de 1836 a 1855 fue dirigida por José María Sánchez. En ella se imprimió el primer libro publicado en Honduras "Rudirnentas de Aritmktica", por el italiano Domingo Dárdario. En ese período adquirió nue- vas maquinarias y materiales. En 1857 se publicó en París, Francia, la obra: Cacho, José María: Cua- dro Estadístico del Departameno de Gracias. En 5869 se estableció la Imprenta de la Universidad de Honduras, Te- gucigalpa. Era la única que existía en Tegucigalpa. Se movía la máquina por medio de un manubrio; la tinta se untaba en el molde con un rodillo que se pasaba a mano y se distribuía con un cepillo cada vez que se iba a hacer e1 tiro de un ejemplar. Rafael Heliodoro Valle dice: "Uno de los enemigos más crueles del hombre de ideas en Centro-América es el medio ambiente: unas veces por la hostilidad de los gobernantes que odian la libertad de expresión; otras por los intereses creados que hacen imposible el desarrollo de las ideas o que frustran los propósitos del pensador y del hombre de estudio hasta hacerlo emigrar en busca de una atmósfera más respirable; otras por la penuria, tomándose en cuenta que el intelectual, salvo cuando tiene fortuna propia, no logra encon- trar editor, ni la mano que le tienda apoyo, ni un sitio en la burocracia que le permita el tiempo indispensable para entregarse con calma a su auténtica vocación". (1955). En Honduras las únicas dificultades que existen son de or- den económico. Refiriéndose a los libros dice el Lic. Durón: "Y aunque vender es to- davía la excepción ya que aún prevalece la costumbre de regalar y esperar que se nos obsequien los libros nacionales, se podría seguir probando con ferias y exhibiciones para que el gran público lector se entere de quiénes son los que hacen un esfuerzo por editarse". Hace más de un siglo existía una librería de don Francisco Cruz, eti Comayagua. En 1892 funcionaba en Tegucigalpa la Librería de Cantos Soto. Actualmente existen las librerías: "San Antonio" y "América", "Moli- no" y "España y América" en Tegucigalpa; la "Navarro" y "El Faro" en Co- mayagüela; la "Librería Escobar", en San Pedro Sula y "La Luz" en La Ceiba. Por Decreto de 27 de enero de 1954 se creó el Instituto del Libro en Honduras, pero no ha tenido ningún funcionamiento. El 1 2 de agosto de 1961 se firmó el Convenio Cultural entre Honduras y Colombia, que establece el intercambio de obras de autores hondurenos y colombianos, que fue aprobado por el Congreso Nacional de Honduras el 5 de mayo actual. Los profesores Miguel Navarro, Rubén Antúnez C. y Augusto Villa - franca, han publicado varias obras djdácticas. En conclusión: La industria del libro está poco desarrollada en Hondu- ras por razones de orden econ6niic0, ya que los libros no pagan ningún im- puesto ni servicio. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.15, 1965
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