Fénix 15, 127-170
Si a las dificultades económicas financieras de todo orden que experi- mentan las editoriales argentinas se suma la incidencia de la competencia es- pañola y de otros centros editoriales americanos, particularmente México, obtendremos una comprensión más completa de las cifras que arrojan las es- tadísticas. Ya para los años de 1949 y 1950 la industria argentina pierde to- talmente su tono optimista. Son numerosas las editoriales que desaparecen an- te la nueva situación económica financiera y muchas las que reducen notoria- mente su producción. Se impone una política de austeridad y de juiciosa re- flexión ante cada nueva inversión. Decididamente habían concluido ya los años de riqueza, de despreocupación por la organización de !las ventas y por el aparato comercial, que día a día se hace más imperioso. La edad de oro ha- bía concluído. En lo intelectual, los catálogos se hacen menos generosos ante la preocupación por realizaciones más rápidas y más seguras. El reajuste es severo en cuanto a la orientación de la producción, pero la intensa compe- tencia en el mercado del área idiomática no permite ni favorece la modifi- cación de las condiciones de venta y reducción de los plazos de pago, a pesar del consejo imperioso de las circunstancias. Las dificultades emanadas de la escasez de divisas libres y aun de con- venio que experimentó el pais -y que aún experimenta- incidió gravemen- te sobre la industria del libro, al imponer restricciones en la importación de' papel -y al encarecerla, en consecuencia- y de otros elementos esenciales para la industria editorial y gráfica, a extremos que llegaron a faltar elemen- tos básicos como juegos de matrices para la linotipia. Estas circunstancias contribuyeron también a encarecer notablemente el pago de los derechos de autores extranjeros que prefirieron contratar en otros países que aseguraban un mejor tipo de cambio para la regular liquidación de los royalties. En enero de 1952, el gobierno, para asegurar el reingreso de los con- travalores en divisas producidos por las ventas al exterior, resolvió estable- cer un regimen de control de las exportaciones, ya se realizaran por vía pos- tal o aduanera. Esta circunstancia supuso un nuevo recargo en el precio de nucstro libro, que gestionó entonces divisas por el cambio libre oficial y un considerable entorpecimiento burocrático. Las nuevas disposiciones reguladas por la Circular Cambios 1550 del Banco Central exigieron, a los efectos de evitar evasiones de capitaies, que las operaciones concertadas con los clien- tes del exterior se realizaran como ventas al firme, prohibiendo de manera expresa las operaciones de consignación. Este hecho dificultó de manera no- toria la posibilidad de establecer depósitos para facilitar la distribución del libro en los mercados americanos y para crear stock en las sucursales. La cir- culación y comercialización del libro, que venía realizándose por conductos de gran liberalidad y fluidez, no salía beneficiada de este nuevo ordenamien- to que motivó reiterados problemas de todo orden. La comercialización internacional del libro a través de los convenios bi- laterales, especialmente con los países limítrofes, que fijaron cupos limitados de importación, fue difícil e incierta y en oportunidades problemática. Con- venio de funcionamiento particularmente difícil fue sin dudas el de pagos Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.15, 1965
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