Fénix 15, 127-170

LA INDUSTRIA EDITORIAL 135 científicos -clasificación que en la práctica incluye hasta los autores clási- cos- y del 400y0 del valor de factura para los 'libros de literatura general. Bolivia exige en estos momentos, para visar facturas consulares, el pago pre- vio O crédito irrevocable, hecho que ha reducido considerablemente las posi- bilidades de ese mercado. La facturación a libreros, tanto de nuestro país como del exterior, se hace generalmente con un descuento del 309;ó, que en circunstancias suele Ile- gar al 35 ó 40.1,, cuando se ha convenido condicicnes especiales o por el monto de la factura. En cierto tipo de bibliografía, que ofrece escaso mar- gen de beneficio, como en el caso de los libros de texto para la ensefíanza pri- maria y secundaria. el descuento habitual en operaciones que normalmente son a1 contado, es del 20%. El distribuidor, tanto para esta plaza como para el exterior adquiere los libros con un descuento que oscila entre el 45 y SOY0. Luego de experimentar negativamente el empleo de representantes ex- clusivos en los mercados del habla, diversas firmas han establecido para un;> mejor y más eficaz distribución y comercia';ización de su producción, sucur- sales y filiales en ciudades de importancia, siguiendo en esto la eficaz orga- nización de ventas a e las grandes editoriales españolas. Las sucursales y fi1ia:es -que en algunos casos también realizan edi- ciones- permiten una mejor difusión del libro, una más correcta apreciacibn del mercado y la organización de las ventas a plazos, modalidad que por el costo creciente de la producción se impone tanto en el orden interno como en nuestros mercados exteriores. La promoción de las ventas, aun no bien organizada por la mayor parte de los sellos, la realiza el editor directamente, mediante catálogos y bo'ietines de novedades que se remiten a los clientes y libreros en general. Ea mayor parte de los editores tienen establecido un servicio de novedades so- bre cuyo conocimiento y apreciación hacen los libreros sus ulteriores pedidos. Aunque se emplean los servicios de corredores y viajantes, que por lo generai no son exc*;usivos de determinada firma, es evidente que mucho queda por hacer en esta materia a los editores y distribuidores argentinos, que están muy lejos de haber agotado las posibilidades comerciales que ofrecen sus mercados. Como evidencia cabe agregar que en este momento no hay 1n6s de cuatro viajantes en el mercado exterior, y esto como política reciente. A ia consolidación de un aparato más eficaz de distribución y ventas se orientar. actualmente los editores argentinos, que deben enfrentar una gran competen- cia en mercados que ya no son fáciles. Sin duda han de lograrlo a breve plazo, alcanzando en el aspecto comercial el mismo nivel ya plenamente cuajado en el aspecto de la producción. 3. Problemas. La industria editorial argentina, como muchas otras, viene sobresa- liendo desde hace años algunos problemas que aun no han logrado una solu- ción adecuada. Por lo que respecta a las materias primas, destacamos en Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.15, 1965

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