Fénix 16, 174-197
176 FENIX Más ardua es la tarea de puntualizar la época en que fuera compuesto el último documento en cuestión. Por el momento, dejo al margen un aspecto de sumo interés que exige pronunciamiento especial. Me refiero a la insólita trans– cripción de la porción retrospectiva del informe de La Bandera dentro del cuer– po de esta Relación, sin más ni más. Ello es tanto más inexplicable, cuanto que (haciendo abstracción de leves divergencias, acaso fruto exclusivo de malas lec– turas) se advierten duplicaciones en las noticias y hasta contradicciones entre muchos temas abordados en uno y otro escrito. La circunstancia de que en el mismo legajo del Archivo General de Indias se encuentren la transcripción de un fragmento del informe de La Bandera y la "Relación del origen e gouierno que los Ingas tuvieron ... ", más otras dos piezas, a saber, la Información prac– ticada en el Cuzco por orden del Virrey Enríquez acerca de las costumbres y ad– ministración de justicia de los Ingas (1582, once folios), y otra Relación sobre el gobierno de los Ingas (englobada en las ediciones citadas dentro de la "Rela– cion del origen e gouierno ... ") plantea un problema subsidiario, en orden al cual por ahora sólo me incumbe llamar la atención (9). Por lo que concierne específicamente al tópico que nos ocupaba, es obvio que por razones de edad, los informantes del anónimo autor de este papel, que expre– san haber conocido a los cuatro postreros monarcas de la dinastía incaica, no pu– dieron haber alcanzado, por más dilatada. que sea la longevidad que se les supon– ga, la época en que fué efectivamente escrita la presente Relación, que correspon– de incuestionablemente a los años del gobierno del Virrey Toledo, a quien se imputa "la total perdición desta tierra", y cuya "tasa y salario a los curacas" es mencionada. Promulgadas estas últimas disposiciones en Arequipa, en 6 de No– viembre de 1575 (lO), el documento que ~omentamos tiene por fuerza que ser pos– terior a este año. Que su autor fué un religioso se echa de ver por la afirmación de que había predicado a los indios de Chincha, donde los dominicos tenían el convento de Santo Tomás. Esto, así como la inquina contra el Virrey Toledo (que no gozaba de la simpatía de los miembros de dicha Orden después del procedimiento incoa– Jo contra ellos en Chucuito ), lleva a concluir que este papel debe de ser atribuído a un domínico que tuvo a la vista un escrito redactado muchos años antes, que rehizo y enriqueció con nuevas noticias, añadiendo el fruto de su experiencia per– sonal en la región chinehana. Puestos a conjeturar sobre el autor del texto primitivo, podría insinuarse el nombre de persona tan versada en materias vernáculas como Fray Domingo de Santo Tomás, predecesor de Fray Cristóbal de Castro en labores apostólicas en la doctrina del valle de Chincha. Aunque este último alcanzó los años iniciales 9 Un examen reciente del legajo Lima, 30, en el cual obran estos textos, nos ha permi– tido realizar esta comprobación. La referencia proporcionada por el P. Vargas Ugartc, en Manuscritos peruanos en el Archi· vo de Indias (Lima, 1938), pág. 39, es confusa, inexacta e incompleta, pues atribuye una de las relaciones ( ¿cuál? ) al P. Cristóbal de Molina y data el informe de La Bandera en 1587. 10 Ballesteros, Ordenanzas del Perú (Lima, 1685), Libro Segundo, Título Sexto. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.16, 1966
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