Fénix 16, 198-211

204 FENIX 2 - A la segunda pregunta respondió que varias veses havía hecho he– chisos invocando al demonio para diferentes personas, en la estansia de Aicha– puna en casa del dicho don Pablo, entre las cuales nombró a Teresa Alpama, india de este dicho pueblo, la qual la solicitó muchas veses para que enhechisade a su marido y que muriese, luego y así mesmo le uniese la voluntad con la de Juan Vilcapi, indio de aqueste pueblo para que jamás la dejase y vibiese en su amistad hasta la muerte. Y siendo presa la dicha Teresa Alpama, y amenas ada con algún castigo para que declarase, dijo que era verdad que por saver que la dicha Catalina Paicana era grandíssima hechisera, havía ido dejándola Dios de su mano a que enhechisase a su marido deseándole la muerte y que asimismo le pidió a la dicha Catalina la uniese con Juan Vilcapi para que jamás la dejase, y haviéndole pedido los hechisos que los manifestase, lo hizo así trayendo unas trensas de cabellos suyos y de el dicho Juan Vilcapi, tejidos todos con lana blan– ca y colorada, y haviéndolo visto la dicha Catalina Paicana, respondió que aquel era el hechiso que havía hecho para unirlos, y '" asimesmo faltava el hechiso que havía hecho para que muriese el marido de la dicha Teresa Alpama; y siendo preguntada la dicha Catalina en qué forma havía hecho el hechiso para la muerte del indio, dijo que havía puesto el cavello de dicho indio entre unos cuerpos muertos, invocando al demonio que, como hasía tantas maravilias, hl– siese lo que le pedía. 3 - A la tercera pregunta, respondió la dicha Catalina que tanbién havía ido a buscarla otra india de este pueblo, prometiéndole el pagarla, llamada María Sisa, la cual le dijo la sanase de unas llagas que tenía; a que respondió la dicha Catalina que fuese en su compañía a un paraje donde estaba una piedra llamada piedra de Hagas a quien le pediría la sanase y que así lo hiso la dicha María Sisa, la cual confiesa ser verdad y que, haviendo llegado al dicho paraje, la desnudó la dicha Catalina y la refregó con maís blanco y la puso por la can– delada de fuego, y después se puso de rodillas la dicha Catalina pidiendo a la piedra tuviese efecto lo que tan de corasón le pedía, y asimesmo declara la dicha María Sisa que en una ocasión la llamó la dicha Catalina Paicana y le dijo viese bolar astros, que lo savía haser y que, haviendo respondido que lo hisiese, cojió rnaís molido y chicha, lo deramó todo en la falda de un serro de donde salieron muchas estrellas de fuego que corrían por el aire; que jura y declara por Dios y una crus ser verdad lo que refiere, mas que ella no es hechisera ni sabe de esto, que el haverla solicitado fue para que le aplicase algún remedio por el achaque que padecía; y todo esto dijo la dicha Catalina Paicana ser verdad, por haverlo hecho cntonses y en otras ocasiones. 4 A la cuarta pregunta respondió la dicha Catalina Paicana que, aun- que era hechisera y tenía dos piedras de quienes pedía lo que havía menester, mas que havía otros hechiseros muy grandes en el pueblo de Salamanca que hasían muchos prodijios porque sus dioses los querían mucho, y refirió los si– guientes: Diego Vasuaio, indio de más de noventa años, el qual tenía su Dios llamado Sorimana que era una piedra con camiseta y llaito, traje que usan los indios, y que éste su Dios le hablava, porque fue allá dos veses a verlo a la falda de un serro nevado llamado Sorimana, y que vio que el dicho Diego Va- Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.16, 1966

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